O anúncio El Regreso de la Heredera Coronada atualizou Capítulo 163 com muitos detalhes surpreendentes e inesperados. Em escrita fluente, em texto calmo, simples, mas sincero, às vezes o romance do autor Internet em Capítulo 163 nos leva a um novo horizonte. Vamos ler a série Capítulo 163 El Regreso de la Heredera Coronada aqui.
Chaves de pesquisa: El Regreso de la Heredera Coronada Capítulo 163
—¡Ahhh!
Las hojas caídas y la maleza, que apenas cubrían el suelo, quedaron aplastadas mientras se escuchaba un grito aún más desgarrador. Rubén se fue de boca dentro del hoyo, y de su pecho y la parte de abajo de su cuerpo empezaron a brotar manchas de un rojo intenso...
Era claro que no solo había preparado esa trampa, sino que también había puesto varios clavos en el fondo del agujero.
¡Quien cava una tumba para otros, cae en ella!
Ángeles chasqueó la lengua dos veces y enfocó la linterna directamente en el rostro de Rubén.—El karma, Rubén, el karma.
Rubén gritaba de dolor mientras el sudor le empapaba la frente, pero al mismo tiempo se sintió agradecido. Menos mal que, por las prisas, solo había puesto unos cuantos clavos chicos en el fondo del agujero; si hubiera usado cuchillos o algo más mortal, seguramente ya estaría muerto.
Sin embargo, después de ese breve alivio, lo invadió un profundo arrepentimiento, y un torrente de odio empezó a hervirle por dentro.
Con dificultad, intentó mover su cuerpo, volteando la cabeza para mirar fijamente a Ángeles con ojos llenos de rabia.—¿Lo sabías desde el principio? ¿Y aun así te atreviste a seguirme? ¡Maldita mocosa!
Ángeles le dio una patada que lo envió de regreso al fondo del hoyo. Sin perder tiempo, le arrebató el cuchillo de las manos y, con voz fría, le preguntó: —Zenón no está aquí, ¿verdad? ¿Dónde lo escondiste?
El árbol que parecía tener a alguien atado era solo un engaño, una trampa para hacer que Ángeles cayera en el hoyo. Ahí, obviamente, no había nadie.
Rubén aspiró aire entre dientes debido al dolor, pero de repente soltó una carcajada sarcástica.—¿Por qué no lo adivinas?
Esa expresión en su cara era tan arrogante como desquiciada, mostrando incluso cierta confianza de que Ángeles no se atrevería a hacerle nada.
Pero, al segundo siguiente, su sonrisa se congeló, reemplazada por un dolor extremo.
—¡Aaaahhh!
Su grito desgarrador espantó a las aves que dormían en las ramas de los árboles, mientras el ulular de los búhos resonaba en la inmensidad de la noche, dándole un toque aún más tétrico a la escena.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: El Regreso de la Heredera Coronada