Resumo de Capítulo 169 – Uma virada em El Regreso de la Heredera Coronada de Internet
Capítulo 169 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de El Regreso de la Heredera Coronada, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Segunda oportunidad, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.
¡Qué sorpresa! Rubén realmente tenía talento, mucho más del que Paula esperaba. Al final, las dos últimas semanas de presiones constantes, sobornos y promesas de dinero extra no habían sido en vano. Había logrado despertar tanto la ambición como el hambre de Rubén.
¡Por fin Ángeles iba a morir!
De ahora en adelante, nadie más podría competir con ella. Nadie sería una amenaza.
Paula estaba tan contenta que casi suelta una carcajada. Sin embargo, al voltear a ver a Oscar, su cara de triunfo se congeló.
—Oscar, ¿en qué estás pensando?
¿Será posible que esté pensando en Ángeles?
Paula apenas terminó de preguntar cuando vio cómo Oscar pasaba junto a ella apresuradamente. Corrió hacia el chico que acababa de traer las noticias y, sujetándolo del cuello de la camisa con fuerza, lo encaró con el rostro sombrío y una mirada cargada de inestabilidad emocional. En un tono severo, le preguntó:
—¿Qué dijiste? ¿Que Ángeles cayó por un barranco y fue arrastrada por el agua?
—¡Sí! La gente del pueblo está desesperada, todos salieron a buscarla. Pero abajo del barranco hay una cascada, y la corriente es muy fuerte. Si Ángeles cayó ahí, quién sabe dónde habrá terminado. ¡Es probable que ni encuentren su cuerpo!
El chico que hablaba era uno de los estudiantes del entrenamiento especial, alguien conocido por ser muy servicial. Había estado ayudando a buscar al niño perdido, Zenón, y por eso había oído a los aldeanos hablar de lo que le pasó a Ángeles.
Aunque los estudiantes del entrenamiento no tenían mucha relación con Ángeles y hasta solían ponerse en su contra, la noticia del accidente los dejó impactados y asustados.
—Dicen que a Ángeles la atacaron cuando encontró al niño perdido, y que por eso se cayó al barranco. ¡Qué horrible! Menos mal que no fuimos nosotros los que llegamos ahí en ese momento, porque si no...
Los demás también suspiraron aliviados, agradeciendo no haber estado ahí.
La cara de Oscar se fue oscureciendo más y más, hasta que al final se puso pálido. Los dedos con que agarraba la camisa del chico estaban tan tensos que habían perdido todo el color.
Paula observaba cada gesto de Oscar con atención. La rabia y los celos que sentía volvieron a surgir en su corazón como un fuego incontrolable.
Oscar tomó aire profundamente y, con la voz firme, tomó una decisión. Señaló a varias personas y les ordenó: —Vengan conmigo al lugar del accidente. Si podemos encontrar a Ángeles...—Tal vez todavía habría esperanza de salvarla.
Pero todos los presentes sabían que esa posibilidad era casi nula.
Por su lado, Paula no quería que nadie rescatara a Ángeles. En su mente, deseaba que nadie fuera a buscarla. ¡Prefería que todos se quedaran sin hacer nada!
Sin embargo, no podía mostrar su alegría. Después de todo, Ángeles era su hermana, y como hija de la familia Castro, tenía que guardar las apariencias. Si sus padres se enteraban de que se alegraba del accidente, seguramente se enojarían con ella.
¡Así que no solo no podía impedirlo, sino que tenía que ser más entusiasta que nadie!
Así que, tras reflexionar, Paula decidió actuar con entusiasmo: —¡Yo también voy! ¡No puedo creer que mi hermana haya tenido un accidente así! ¡Debo ir a buscarla!
Las personas que Oscar había señalado eran sobre todo guardaespaldas y choferes que habían acompañado al grupo y transportado suministros. Sin dudar, empezaron a seguir a Oscar hacia la montaña trasera.
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