El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 223

¿Se parecen?

Nancy se sentía confundida, Ángeles era su hija biológica, pero esa indiferencia en ella, que ahuyentaba a los demás como espinas, no parecía capaz de volverse cálida.

Poco a poco, Nancy pasó de la emoción inicial de recuperar a su hija biológica a una calma, y de la calma a la decepción.

Al escuchar decir esto a la criada, Nancy se alegró y se acercó a Ángeles diciendo, —¿Por qué tardaste tanto en regresar? Vamos, cámbiate, no puedes estar así.

Ángeles respondió con indiferencia, —No quiero cambiarme, así está bien.

Su armario había permanecido mucho tiempo sin abrirse, los montones de vestidos anteriores eran los que Nancy había comprado personalmente cuando Ángeles fue llevada de vuelta a Casa Castro.

Ángeles solo había usado dos de esos vestidos, los demás ni siquiera tenían las etiquetas quitadas.

Nancy respondio, —Es tu cumpleaños hoy, ¿por qué no te pones algo bonito, los vestidos que te compré antes...

Se detuvo a mitad de la frase.

Los vestidos anteriores ya habían pasado de moda, y aunque a Ángeles no le importara, los demás seguramente se burlarían, diciendo que la gente de la familia Castro ni siquiera podía vestir ropa de temporada.

Nancy hizo una pausa, y acusó, —¿No puedes comprar tú misma?

Ángeles no quería discutir con Nancy, pero al escuchar eso no pudo evitar replicar, —¿Y Paula, acaso compró ella misma su ropa?

Por supuesto que no.

Era ropa que Nancy había hecho que la marca enviara desde temprano, y los tacones altos también habían sido diseñados a medida por un diseñador a petición de Nancy.

Ángeles podría no importarle el favoritismo de su madre, y también podría comprarse su propia ropa, pero al escuchar tales acusaciones de Nancy, no pudo evitar defenderse.

El rostro de Nancy se puso ligeramente rojo, eso era por la ira y la vergüenza.

Él tenía una leve sonrisa en los labios, ignorando a los demás a su alrededor, caminó directamente hacia Ángeles y extendió una mano, —Adivina qué regalo es.

Ángeles parpadeó, —No sé.

Abelardo abrió su palma hacia arriba y apareció un hermoso collar en su mano, con un colgante que era un bonito orbe, como una pequeña y miniatura estrella.

—¿Te gusta muvho?

Ángeles parpadeó, estaba a punto de decir que sí, cuando una mano se extendió y se llevó el collar, al mismo tiempo se escuchó la voz insatisfecha de Paula.

—Abelardo, qué molesto, sabes que me gusta este estilo, y aún así insististe en darme el estilo del cisne. Está bien, lo cambiaré con Ángeles.

Ángeles entonces notó que Abelardo también había dado un collar a Paula, pero el colgante era un cisne negro.

Paula, sonriendo juguetonamente, colocó el collar del cisne negro de vuelta en la mano aún extendida de Abelardo, con una inocencia encantadora, —¿Está bien, Abelardo?