El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 268

Marco realizó la prueba de paternidad y, efectivamente, esa pequeña era definitivamente su hija. Luego, movido por su hija, continuó buscando pistas sobre la madre de Elena, pero parecía que esa persona había desaparecido del mundo sin dejar rastro alguno.

Vicente y Marco mantenían una buena relación, y él también había intentado ayudar en la búsqueda, pero sin éxito.

—Así es.

Ángeles se sintió un poco decepcionada; no es de extrañar que Elena llamara mamá a cualquier persona que veía. Los niños son sensibles, especialmente a esa edad en la que comienzan a reconocer a las personas y, ciertamente, extrañan a su madre.

Vicente se acercó de repente. —¿Te gustan los niños?

...

Ángeles recordó algo importante de repente y se levantó rápidamente del sofá.

Sin embargo, porque se levantó tan de prisa y además estaba exhausta del día anterior, sintió un calambre en la pierna y cayó nuevamente.

Cayó en los brazos de Vicente, que estaba cerca.

Él se rió en voz baja. —Esto fue iniciativa tuya.

Ángeles: ...

Ángeles huyó.

Al ver que ella iba a salir, Tomás inmediatamente fue a preparar el auto.

Ángeles escuchó voces detrás de un parterre.

Eran dos subordinados.

Uno de ellos dijo, —el señor Vicente estuvo tan enojado anoche, que se apoderó de la compañía minera con la veta de oro más grande de la familia Aguilar y también de un campo petrolero.

—Sí, entre la gente de la familia Aguilar, solo Marco es el más inteligente; sabía que no tenía sentido suplicar al señor Vicente, así que fue directamente a la señorita Ángeles. De lo contrario, también habrían perdido esa nueva inversión en oro de la familia Aguilar.

—Exacto. Pero de esta manera, es probable que muchas personas en Luz de Luna se enteren de las noticias sobre el señor Vicente.

—No se puede hacer nada, no hay nada que se pueda mantener completamente oculto. De ahora en adelante, aumentaremos el doble de guardias tanto dentro como fuera de la finca, ¡hay que estar preparados!

Después de tragar la píldora con un poco de agua, Ángeles suspiró aliviada y luego se dirigió a la Calle Sierra, decidida a visitar sus dos clínicas.

Casualmente, al bajar del auto, Daniel también llegó a la Clínica de la Benevolencia.

Tan pronto como la vio, este tipo se puso en modo de combate, hablando de manera muy agresiva.

—¿Qué pasa, aún no te das por vencida y te atreves a venir? Maldita sea, solo verte me trae mala suerte.

Daniel seguía insultando, como si la calle fuera suya.

Ángeles lo ignoró y entró directamente a la clínica de enfrente.

El nombre de esta clínica era "Centro Médico Sanar", y al lado estaba "Consultorio La Paz". Al entrar, había muy pocos clientes.

No había opción, la Clínica de la Benevolencia al otro lado de la calle era demasiado famosa, y quienes tenían opción, preferían ir allí en lugar de aquí.

Pero ahora, tanto el "Centro Médico Sanar" como el "Consultorio La Paz" eran suyos.