El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 269

La primera decisión que tomó Ángeles fue unificar las dos clínicas médicas y ampliar el espacio para luego reorganizar la disposición de la clínica.

Los médicos de medicina tradicional que ya trabajaban allí pensaron en marcharse con la llegada de la nueva propietaria, Ángeles.

Después de evaluar sus habilidades, de quince, decidió retener a ocho médicos experimentados en medicina tradicional.

El método de contratación fue sencillo.

¿No querían quedarse? No importaba, ¡se les ofreció el doble de sueldo!

Tras firmar los nuevos contratos de trabajo, Ángeles contactó a un equipo de construcción para derribar paredes, planificar la nueva disposición y elegir el papel tapiz. El equipo de construcción comenzó a trabajar de inmediato.

Ángeles en ese momento no tenía problemas de dinero.

¡Ese yacimiento minero y campo petrolífero eran como una enorme montaña de oro!

No tenía energía para organizar personal para la explotación, y Marco también había pensado en eso, por lo que el acuerdo final fue que todas las minas y campos petrolíferos serían propiedad de Ángeles, pero la explotación sería en colaboración con la familia Aguilar.

De esta manera, Ángeles solo tenía que cobrar el dinero, mientras todo lo demás, desde los empleados hasta los equipos, era gestionado por la familia Aguilar.

Por supuesto, la familia Aguilar no trabajaría gratis; ellos tomaban el cincuenta por ciento de las ganancias.

Era un acuerdo en el que todos ganaban.

Ángeles aceptó con gusto.

Además, los alquileres de las más de doscientas tiendas en Calle Sierra representaban un ingreso mensual considerable solo por concepto de rentas.

Ángeles nunca había imaginado que podría enriquecerse por haber sido "secuestrada".

Ya fuera el millón de dólares obtenido como compensación de la familia López anteriormente o este trato con la familia Aguilar.

Hmm...

Todo lo que recibía era merecido.

Una vez que se resolvieron los asuntos de la remodelación de la clínica, lo último fue el nombre; Ángeles decidió no cambiar el letrero y mantener el nombre anterior, "Centro Médico Sanar".

El Centro Médico Sanar, ubicado justo enfrente de la Clínica de la Benevolencia, era un lugar del que Daniel se enteraba de todo rápidamente.

Decía:

¡Esta clínica es honesta y no ha tenido ni ha atentado nunca contra la vida o el bienestar de nadie!

¡Qué audacia para afirmar eso!

No todos los males podían curarse, y no todos los pacientes eran tan fáciles de aplacar.

Incluso la venerada Clínica de la Benevolencia, a veces, recibía críticas negativas de los pacientes.

Daniel se burló de la arrogancia de Ángeles, señalando el letrero del Centro Médico Sanar y gritando: —¡Los jóvenes no tienen una clara conciencia de sí mismos, no saben lo que pueden hacer, es vergonzoso!

Incluso los ocho médicos dentro del Centro Médico Sanar estaban nerviosos, aconsejando a Ángeles que no fuera tan extremista y que no hiciera afirmaciones sobre no tener críticas negativas, al menos para dejar una vía de escape.

Sería vergonzoso ser desmentido públicamente algún día.

Ángeles simplemente sonrió y les dijo: —No teman, mientras yo esté aquí.

Los ocho médicos volvieron a sentir ganas de renunciar, pensando para sí mismos: ¡Es precisamente porque estás tú, una persona tan problemática, que tenemos miedo!