El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 294

—Lourdes, sé que lo haces por mi bien, pero soy de poco peso aquí; solo tengo un hermano y él desapareció en el mar sin que se encontrara siquiera su cuerpo.

—Con mi estatus, no me atrevo a aspirar a la familia Pérez, mucho menos a señor Vicente.

—Entonces, Lourdes, por favor no vuelvas a mencionar este tipo de cosas para evitar que señor Vicente se moleste...

Originalmente eran palabras de consuelo, pero al escucharlas, Lourdes se enfureció aún más y exclamó: —¿Quién dice que es aspirar a más? Tu hermano era mi prometido, él tuvo un accidente, ¡y yo debería cuidarte!

Belén respiró hondo, hablando en voz baja: —Pero señor Vicente no me quiere, mejor no forzarlo.

—¡Me basta con que a mí me guste!

Lourdes dijo con orgullo: —Una hermana es como una madre; si digo que se case, ¿cómo podría él negarse?

—Pero si eso es así...

Belén todavía vacilaba.

Lourdes sonrió y acarició su mano para consolarla: —No te preocupes, tengo muchas maneras de juntarlos, solo necesitas cooperar cuando llegue el momento.

Belén se sonrojó y con una voz apenas audible dijo: —Entonces, haré lo que tú digas...

Después de cuidar a Lourdes, quien tenía sueño por el embarazo y la ayudó a tomar una siesta, Belén salió de su habitación.

Justo se encontró con Vicente.

Belén se detuvo y habló suavemente: —Señor Vicente, Lourdes ya se ha dormido, le he hablado para calmarla, no debería seguir arreglando relaciones amorosas a lo loco. Lo siento por lo de hoy, todo fue culpa mía.

Dicho esto, Belén se inclinó, con una expresión de disculpa.

Vicente no dijo nada, él no era de los que albergaban rencor en su corazón.

Especialmente cuando una es su propia hermana y la otra es la hermana de su cuñado desaparecido.

Vicente se dio la vuelta para irse.

Los pacientes que acudían al Centro Médico Sanar eran cada vez más, y ella había contratado a algunos asistentes para ayudar.

Normalmente, Ángeles no aparecía; ocho médicos veteranos atendían la clínica y todo funcionaba normalmente, excepto en los casos difíciles o intratables, ¡entonces Ángeles intervendría!

Ángeles había pasado varios días en el almacén de materiales médicos, trabajando con un par de insectos de brujería.

Con sus mejoras y cuidados, los dos insectos de brujería cambiaron de color, de un transparente inicial a un rojo pálido.

Ángeles estaba satisfecha con el resultado actual; bajo su modificación, estos dos insectos adquirieron otras características, aunque todavía no había practicado con ellas, así que no estaba segura de los efectos de estas nuevas características.

Ángeles puso los insectos de brujería en un pequeño frasco de porcelana y luego lo guardó en su bolsillo.

Justo cuando se disponía a salir, recibió una llamada.

Al mirar, el contacto decía: Vicente.

Ángeles dudó un momento, pero finalmente decidió contestar.