El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 330

—¡Esto definitivamente es un insecto de veneno, y además es una rara Brujería negra que casi nunca se ve en el mundo!

—¡Con la magia negra, si una parte sufre algún daño, la otra parte lo sufre el doble!

—¡Si una parte muere, la otra también morirá al instante, y lo hará de una manera aún más dolorosa!

¡Todos quedaron atónitos!

La señora Leticia exclamó con urgencia: —¿Se puede deshacer? ¡Filiberto, piensa en algo rápido, sácale ese maldito insecto!

Filiberto dudó un poco y, vacilante, respondió: —Sí, hay una forma de romper la Magia negra. Si sacamos el insecto madre que controla a una de las partes, el señor Emilio quedará a salvo, pero...

—Pero ¿qué?

—Esta versión de la Magia negra parece haber sido modificada. Si tratamos de extraerlo a la fuerza, ¡el señor Emilio morirá sin remedio!

—...

¡Hablar tanto para no decir nada útil!

La señora Leticia se dejó caer hacia atrás una vez más. ¡Cielos! Su hijo más querido ya estaba muerto; si algo le sucedía también a su nieto... ¡la familia González estaría pues acabada!

Un fuerte golpe de realidad le hizo perder el aliento. Incapaz de soportar la presión, Leticia se desmayó de inmediato.

Los sirvientes se apresuraron a atenderla.

Emilio hizo un gesto con la mano para que se llevaran a la señora Leticia y pidió a Filiberto que la acompañara para cuidarla.

Uno de sus hombres de confianza, iluminado por una repentina idea, se golpeó el muslo y dijo con urgencia: —¡Señor Emilio! ¡Si esa brujería es tan poderosa, no podemos permitir que Ángeles sea lanzada al estanque del cocodrilo! Si algo le pasa...

¡El daño que Emilio sufriría sería el doble!

Y si las cosas se ponían más graves, ¿qué pasaría si Ángeles llegaba a morir?

¿Acaso eso no significaría que su señor Emilio también moriría?

—Vamos a ver.

Emilio no mostró el menor indicio de retroceder en su decisión. Tal vez porque no creía que ese insecto de veneno fuera tan poderoso, o quizás porque su interés y emoción por Ángeles superaban cualquier otra preocupación.

El agua salpicó por todas partes, y Ángeles quedó completamente empapada.

Ángeles no sabía cuántos cocodrilo había en el estanque; solo podía ver algunos en la orilla, todos ellos veloces y con mandíbulas de una fuerza aterradora.

Cuando el agua del lago se volvió turbia, tampoco podía saber cuántos cocodrilo más habían empezado a acercarse bajo la superficie. Las ondulaciones en el agua se propagaban, y el cuero cabelludo de Ángeles se estremecía. ¡Jamás se le habría pasado por la cabeza que Emilio, ese maldito loco, realmente se atrevería a apostar con su vida!

Si algo le sucedía a ella, ¡él también moriría!

Emilio era un hombre increíblemente inteligente. Era imposible que no lo supiera.

¡Esto solo significaba que su locura había superado incluso las expectativas de Ángeles!

Cuando utilizó la Brujería negra para intentar controlar a Emilio, estaba completamente segura de que él no se atrevería a lastimarla. Sin embargo, Emilio, ese perro rabioso, también estaba apostando a que ella valoraba su vida.

Así que, al final, eligió arrojarla al estanque de cocodrilo, no solo como una broma cruel, sino también como un castigo.

¡Y lo hacía con su vida en juego!