El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 358

—Parece que esta dificultad realmente no le representa un problema, ¿verdad?

Al escuchar estas duras palabras, el subordinado de confianza confirmó aún más sus sospechas: ¡definitivamente se trataba de un asesino enviado por Emilio!

¡Señor Emilio, por favor, no pierda la cabeza!

¡Está jugando con fuego!

A Emilio no le importaba en lo más mínimo lo que pensaran sus subordinados y simplemente ordenó: —Sigan a esa persona. Cualquier otra novedad, infórmenmela de inmediato.

—¡Sí, señor!

Tras colgar el teléfono, Emilio miró de reojo hacia la dirección de la mansión de Leticia y preguntó a uno de sus hombres: —¿Cuánto gastó la señora Leticia para contratar a ese grupo?

—Trescientos mil dólares.

El subordinado respondió con precisión: —Originalmente, el precio de este grupo de asesinos es bastante alto, pero como el objetivo era una muchacha joven, no subieron la tarifa.

Emilio no pudo evitar reírse.

¡Diecisiete asesinos! Un trabajo que parecía estar asegurado, sencillo, y todos terminaron cayendo en una trampa vergonzosa.

—Vamos. Llévense algunas cosas y dejen que se vean.

Emilio, que ya había recuperado por completo la movilidad, había dejado atrás la silla de ruedas. Aunque sus manos aún no estaban del todo curadas, eso no afectaba en lo más mínimo su carácter impredecible y temperamental.

Dentro de la mansión, cuando Leticia recibió la noticia, quedó completamente atónita.

—¿Qué? ¿Diecisiete asesinos no pudieron con esa mocosa? ¡¿Qué clase de incompetentes contraté?!

—Señora Leticia, por favor cálmese un poco. Tal vez los hombres que el señor Emilio envió son demasiado buenos. Con ellos protegiendo a esa chica, es realmente complicado cumplir con la misión...

—¿Emilio? ¡Pero si solo envió a cuatro personas! ¿Diecisiete asesinos no pueden con cuatro? ¡Esto en realidad es un chiste!

Leticia estaba tan furiosa que su rostro se tornó lívido, pero justo cuando iba a seguir despotricando, notó que una de sus empleadas le hacía gestos desesperados, insinuándole algo: ¡El señor Emilio está aquí, cuidado con lo que dice!