El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 43

En su subconsciente, Ángeles provenía de un entorno modesto, con padres adoptivos sin oficio ni beneficio, y un hermano, Rubén, carente de habilidades, quien había abandonado la escuela prematuramente para vagar sin rumbo.

En dicho entorno, sería esperable que la capacidad académica de Ángeles fuese deficiente, habiendo asistido seguramente a escuelas de baja calidad.

Quizá Ángeles ni siquiera logró ingresar a la universidad.

Por eso, aunque Paula no lo hubiese mencionado, ellos habrían encontrado una manera de hacer que Ángeles y Paula asistieran a la misma universidad, ¡a la mejor universidad!

Ángeles respondió con indiferencia: —No es necesario.

Nancy pensó que Ángeles se preocupaba por el dinero necesario para la donación del edificio del dormitorio y dijo sonriendo: —No te preocupes, Ángeles, ese dinero no significa nada, siempre y cuando tú tengas un buen ambiente educativo, todo lo que hagan tus padres valdrá la pena.

—Hermana, ¿te preocupa que los demás se burlen de ti por ingresar con apoyo familiar? No te preocupes, hermana, no dejaré que se rían de ti.

Ese día, Paula estaba especialmente entusiasta, incluso promoviendo activamente la idea.

Parecía realmente desear que Ángeles asistiera a la misma escuela que ella.

Ángeles esbozó una sonrisa, conocía demasiado bien a Paula, probablemente estaba ansiosa por hacer que asistiera a la misma escuela porque, incluso antes de comenzar el curso, ya había iniciado todo tipo de maquinaciones en su contra.

Estas pequeñas estratagemas, Ángeles ya las había vivido en su vida anterior, y ahora las veía simplemente como payasos saltando buscando problemas.

Justo cuando Ángeles estaba a punto de hablar, Rafael terminó la llamada y regresó con una expresión confusa y algo incrédula.

Nancy no pudo mantenerse quieta y preguntó: —¿Qué dicen desde la escuela? ¿Es que no están de acuerdo con aceptar a Ángeles?

—No es eso...

—¿Entonces es que un edificio no es suficiente, cuánto más quieren?

—Tampoco es eso... —Rafael parecía perplejo.

Nancy se impacientó y exclamó: —¿Entonces qué quieren exactamente? ¡Dilo ya!