El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 438

Rafael nunca había lamentado tanto la decisión de enviar el mapa a subasta.

Si hubiera sabido, habría devuelto el mapa a su legítimo dueño, al señor Vicente y punto, desde el principio y nada de esto habría sucedido.

Desafortunadamente, no existen los "si" en los acontecimientos. O las lamentaciones.

Rafael respiró hondo, tratando de mantener la calma, y luego habló en voz baja a su familia:

—Cuando yo atraiga su atención, aprovechen ese momento para escapar y buscar ayuda, intenten llamar a alguien.

Nancy, sacudiendo un poco la cabeza, nerviosa pero resuelta, dijo: —No iré, me quedaré aquí contigo, pase lo que pase, enfrentaremos todo esto juntos.

Paula, apretando con fuerza los bolsillos de su ropa, intervino de inmediato: —Papá, mamá, no se preocupen yo corro rápido, iré a buscar a alguien para que nos salve a ustedes.

—Está bien, pero ten mucho cuidado. Si no se puede, mantente alejada, no salgas hasta que estés en un lugar seguro.

Nancy siempre había querido muchísimo a Paula, especialmente después de que la familia Castro se declarara en una completa bancarrota y no pudiera seguir proporcionándole a Paula las mejores condiciones, lo que la hacía sentir más culpable.

Paula, moviendo la curva de su boca mostraba cierta condescendencia y desdén.

¡Solo un tonto se quedaría aquí esperando tener la misma suerte que ustedes!

Por supuesto que iba a escapar, ¡cuanto más lejos, y rápido corriera mejor!

Y además... el mapa verdadero estaba con ella, ahora no era el momento adecuado de escapar, ¡sería terrible si alguien lo descubriera!

Rafael y Nancy no notaron el desprecio de Paula; ambos se concentraron solo en empezar a negociar de la mejor manera con la otra parte.

Después de lograr atraer la atención del grupo, Paula se retiró silenciosa en la oscuridad de la noche, ¡logrando escapar con un éxito total!

El hombre que tenía a Rafael y Nancy cercados, llamado Patricio, era un verdadero villano, y los demás malhechores seguían al pie de la letra sus órdenes.

Patricio había hecho muchas cosas sucias, del tipo que haría cualquier cosa por dinero.

—¡Golpéalos, dales fuerte!

Patricio casi saltó al hablar, y aunque su aspecto era bastante ridículo, nadie se atrevió a reír. Enseguida comenzaron a golpear a Rafael y Nancy con puños y patadas.

—¡Ah, qué hacen? Golpéenme con toda su furia a mí, no a mi esposa, no la golpeen...

Rafael casi cubrió por completo a Nancy con su cuerpo, pero aun así, ella no pudo evitar recibir varios golpes fuertes, despeinándose y jadeando de dolor.

Rafael estaba aún peor, con la cara hinchada y morada, vomitó sangre a borbollones, y al menos dos costillas rotas se evidenciaban por las huellas oscuras de zapatos en su destrozada camisa.

—Les doy una última oportunidad, ¿dónde está el mapa?

Patricio encendió otro cigarrillo, pateó enloquecido a Rafael a un lado, agarró a Nancy por el cabello y la levantó con toda su fuerza.

Luego sopló todo el humo del cigarrillo en la cara de Nancy.