El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 439

Nancy se sentía terriblemente nauseabunda y furiosa, a punto de vomitar.

Desde su nacimiento, nunca había sufrido tal humillación; su vida siempre había sido muy fácil, protegida por el señor Gonzalo antes de su matrimonio y mimada por Rafael después.

Se podría decir que su mentalidad aún era la de una joven, excelentemente protegida, sin haber enfrentado terribles adversidades ni desafíos significativos.

En este sentido, era algo bastante similar a Paula.

Pero ese día, las dos personas que podrían haberla protegido, una había fallecido y la otra estaba pisoteada como un infeliz.

Nancy, furiosa al extremo, gritó —¿De dónde salió este perro miserable que muerde a todos cuidado, algún día alguien te matará... ah!

Sus palabras terminaron en un grito agudo y desgarrador.

La cabeza de Nancy fue brutalmente agarrada, causando un dolor que palidecía su rostro.

Rafael intentó con todas sus fuerzas proteger a su esposa, pero fue pisoteado de la peor manera por varios hombres, incapaz de moverse.

Patricio le dio una bofetada a Nancy, mirando fijamente a Rafael con una sonrisa maliciosa, —señor Rafael, usted puede ser terco, tengo paciencia, pero su esposa sufrirá.

—¡Bastardo, suéltala!

Rafael luchaba desesperado, sintiendo un stress creciente.

No sabía si Paula había conseguido encontrar ayuda o si la noticia había sido enviada.

Si la ayuda no llegaba pronto, aunque él pudiera soportar una y otra vez los golpes, temía que Nancy sufriera daños irreversibles.

Como esperaba, escuchó el tsk tsk de Patricio, cuya mirada se tornaba cada vez más audaz sobre Nancy:

—La señora Nancy realmente tenía un buen cuerpo, incluso a su edad, la piel seguía siendo tan suave.

—Indudablemente, fue la belleza número uno de la Ciudad de la Luz de la Luna en su día, miren esa cara tan impresionante, sigue siendo tan hermosa, tsk tsk tsk, realmente me duele verla llorar así.

La mano de Patricio lentamente se deslizó por la cara de Nancy y, después de una violenta resistencia de ella, ¡recibió otra bofetada!