El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 48

No solo ellos, sino también otros a su alrededor, murmuraban en secreto.

Ángeles escuchó a alguien decir: —Mira, es la que aparece en las fotos, ¿la hija biológica del magnate, Ángeles?

—Dicen que esta hija biológica apenas fue reconocida y ya le robó el compromiso a su propia hermana, qué descarada, solo porque nació en una posición un poco mejor, ¿qué tiene de especial?

—¡Qué suerte ser una dama de la aristocracia, pasar de ser una chica del campo a una dama noble, ja, ja!

Por culpa de Oscar, quien había difundido toda la información y el pasado de Ángeles, era imposible que pasara desapercibida.

En la escuela también había diversos círculos sociales, y aquellos que eran aristócratas de segunda generación o provenían de familias influyentes miraban a Ángeles con desdén, considerando que su origen campesino rebajaba su nivel si se asociaban con ella.

Aquellos estudiantes de familias más modestas o promedio mantenían su distancia de Ángeles, para evitar ser afectados accidentalmente por aquellos que la atacaban.

Muchos otros, sin embargo, se mostraban solidarios con Paula, sintiendo que era injusto para ella.

¿Por qué debería la hija biológica regresar y adueñarse de todo lo que pertenecía a la hija adoptiva? ¿Acaso la hija adoptiva no era también inocente en el error de ser intercambiada?

Ángeles no desviaba la mirada, y siempre que no se metieran directamente con ella, podía hacer como si no escuchara nada.

Justo cuando Ángeles había terminado de registrarse y se dirigía hacia el dormitorio, tres hombres le bloquearon el camino, liderados por uno vestido de marca de pies a cabeza, claramente de una familia rica o poderosa.

Ángeles echó un vistazo y lo reconoció, ¿era ese Ignacio, el seguidor número uno de Paula... de la familia López?

De hecho, la última vez que fue secuestrada, fue Ignacio quien ordenó a Héctor hacerlo con una llamada.

Ángeles no había ido tras él por problemas, pero él mismo se adelantó, y eso era mejor.

Ignacio tardó un par de segundos en reaccionar, inicialmente pensó que Ángeles solo lo estaba asustando, pero al mirar a su alrededor, vio que las agujas realmente habían atravesado su palma.

—¡Aaah!

Ignacio gritó aterrorizado, incapaz de comprender cómo Ángeles había logrado atravesar su mano sin siquiera derramar una gota de sangre.

Ignacio estaba furioso y aunque quería devorar a Ángeles, no se atrevió a atacarla de nuevo. Solo pudo ordenar a sus dos secuaces: —¡Dios mío, golpéenla! Si no dejan su otra pierna coja hoy, llevaré su apellido!

Ángeles sacudió la cabeza, estaba intentando darle acupuntura, ¿no se daba cuenta de lo bueno que era?

Los dos secuaces dudaron un momento, pero finalmente se lanzaron hacia Ángeles.