El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 573

Además, debido a la ausencia prolongada de Vicente, muchas personas comenzaban a investigar la situación, y quizás no pasaría mucho tiempo antes de que descubrieran que había sido envenenado y se encontraba en coma.

Al escuchar esto, Lourdes apretó los puños y luego los soltó con fuerza, dejando escapar una risa aterradora.

—Entonces, si ese es el caso, no hay necesidad de ocultar la información. Dejemos que se difunda tan rápido y fuerte como sea posible. Quiero ver qué clase de personas se atreverán a causar problemas.

Alonso y Hugo intercambiaron miradas cómplices y sorprendidas.

Conocían el carácter suave de Lourdes, que solía llorar en situaciones difíciles, pero no esperaban que, luego de dar a luz, hubiera adquirido una mayor fortaleza. Finalmente mostraba la determinación característica de la familia Pérez, esa firmeza tan implacable como siempre.

—Está bien, señorita Lourdes lo que usted diga.

Ambos bajaron la cabeza y respondieron al mismo tiempo.

Después de eso, Lourdes les dio algunas instrucciones adicionales. Alonso se fue primero y Hugo, un poco más lento, se detuvo, pensó por un rato y luego se giró para decir con firmeza: —Señorita Lourdes, debe estar alerta con Belén.

—¿A qué te refieres con eso? —preguntó Lourdes.

—Belén está avivando el fuego y no tiene buenas intenciones. Si no fuera por su influencia, usted no habría pronunciado esas palabras llenas de rabia, y Vicente no habría sufrido ese terrible daño en los ojos...

Hugo quería añadir que, desde que salieron de la selva, Vicente había contemplado la idea de eliminar a Belén, pero, por respeto a Juan y a usted, no lo había hecho.

Al principio, luego de regresar a Solerana, Vicente habría distanciado a Belén de Lourdes, pero no tuvo tiempo de actuar antes de desmayarse por el veneno.

—Señorita Lourdes, Belén no es tan simple como parece. A menudo la ha utilizado, viéndola simplemente como una herramienta. Temo que ella...

—¡Ya para!

Las palabras de Hugo quedaron suspendidas en el aire, cortadas de forma abrupta por la voz de Lourdes.

—Belén es mi hermana, ya no le queda familia, ella solo me tiene a mí. Su hermano ya no está, por lo tanto, es mi deber cuidarla. No quiero escuchar más sobre este tema y no permitiré que se mencione otra vez.

—... Entendido.

Juan de manera traviesa le apretó la nariz con ternura, su mirada llena de un cariño desbordante. —Nunca había visto a alguien tan rencoroso como tú.

—¿No te gusta que seas así?

—Me encanta, ¿cómo no me va a gustar? —Juan sonrió de manera discreta y estaba a punto de continuar, pero de repente sonó su celular, que estaba colocado a un lado.

Este dispositivo estaba equipado con un sistema de localización inversa y se escuchaba a la inversa. Además, el número estaba completamente protegido, solo una persona podía contactarlo.

Juan adoptó enseguida una expresión seria, hizo un gesto de silencio a Belén y contestó la llamada.

—Habla, ¿qué sucede ahora?

—El plan ha cambiado.

La voz del otro lado de la línea era suave y melodiosa, con un tono caballeroso, pero las palabras que siguieron fueron aterradoras y venenosas: —Vicente tiene más suerte de la que parece, ¡aún no ha muerto! Necesitas intervenir de inmediato, empujarlo un poco.