El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 640

—¡Aquí!

Samuel sacó de inmediato un pequeño monitor de su bolsillo, apuntando hacia el punto rojo que parpadeaba a cada momento en él, con una expresión de apuro:

—Si el rastreador todavía está en ese señor, entonces se encuentra en esta ubicación y no se ha movido desde hace más de diez horas.

El hecho de no haberse movido durante tantas horas sugería que el rastreador, colocado en una mochila de mano, tal vez había sido descubierto y abandonado allí.

O quizás, él ya estuviera muerto.

Ángeles no se detuvo por más tiempo, y mientras se preparaba para partir, un destello en el rabillo del ojo le hizo recordar por un instante al hombre que estaba sentado junto a una piedra.

Siguiendo la mirada de Ángeles, Bárbara también notó algo inusual y exclamó sorprendida, —¿Quién es este...?

Antes de que Ángeles pudiera responder, Samuel interrumpió de nuevo y gritó desesperado, —¡Capitán Ortiz! ¿Cómo terminó atado?

Ángeles parpadeó.

¿Capitán Ortiz?

¿El apellido Ortiz?

Ese apellido le resultaba algo familiar, como si lo hubiera escuchado antes en alguna parte.

Ángeles observó atenta al hombre, justo cuando sus miradas se cruzaron.

El hombre, que había estado apoyado contra la piedra, se levantó enseguida de un salto y, en ese momento, su presencia se tornó extremadamente imponente, tan imponente que incluso bajo el denso manto de la noche, emanaba una fuerza aterradora que podía hacer palpitar el corazón.

Ángeles miró a Samuel y preguntó, —¿Lo conoces?

—Sí, ¡fue él a quien le pedí ayuda!

Samuel comentó. Después de la desaparición de Ximena, había buscado ayuda de todas las personas posibles y finalmente había solicitado la intervención del Centro Nacional de Inteligencia.

Confiado en el localizador que había escondido en la mochila, estaba seguro de que Ximena había sido traída aquí, y se apresuró preocupado al lugar.

Vega Ortiz, al enterarse de lo sucedido y preocupado por un posible incidente, también había desplegado a su equipo para investigar el caso de la desaparición de la joven.

Vega sonrió.

Se dieron calurosos la mano.

Al ver que él no buscaba responsabilidades, Ángeles pensó por unos instantes en los otros tres mercenarios y apresurada dijo, —ya que ha sido un malentendido, pide a tus hombres que se retiren, sería terrible si alguien resulta herido por error.

—Mmm.

El capitán Ortiz obedeció y con su comunicador hizo una llamada para ordenar la retirada.

Pronto, todos se retiraron.

Junto con ellos, también regresaron los tres mercenarios de Ángeles.

Parecía que habían luchado incansablemente, ya que sus ropas tenían marcas evidentes de polvo, pero fue después de enfrentarse que ambas partes supieron la identidad del otro y se apresuraron a regresar para reunirse con sus respectivos jefes.

Así fue como pudieron llegar tan rápido.