El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 665

¿Cómo es posible que esté aquí?

En el momento en que Lourdes reconoció a Belén, su expresión se ensombreció, y el disgusto brotó en ella como un reflejo condicionado, su instinto le decía que la aparición de Belén no presagiaba nada bueno.

No necesitó dar órdenes, sus subordinados ya estaban corriendo hacia esa dirección.

Este era el helipuerto privado de la Casa Pérez, ubicado en la montaña trasera, rodeado por una red de protección electrificada, con cámaras de seguridad por todas partes y guardias de seguridad patrullando las veinticuatro horas del día.

Con semejante protección, era imposible que una persona externa ingresara sin autorización.

Aunque Belén había vivido aquí un tiempo y conocía bien la distribución y las debilidades de la Casa Pérez, ahora solo podía quedarse fuera, bloqueada por la red de protección, intentando llamar su atención reflejando la luz del sol con un espejo hacia sus ojos.

Pero, ¿cuál era su propósito al hacer esto?

Cuando los guardias de la Casa Pérez se acercaron a ella, Belén sonrió, dejó caer el espejo que tenía en la mano, sus labios se movieron como si dijera algo y luego, con un giro, corrió hacia el bosque detrás de ella antes de que los subordinados pudieran saltar la red de protección.

Se oyó el ruido de un motor de motocicleta, rugiendo fuertemente. Cuando los subordinados la persiguieron, Belén ya estaba montada en la motocicleta de alguien, huyendo rápidamente.

—Señora Lourdes, no pudimos atraparla, solo encontramos este espejo.

Un subordinado se acercó y le entregó el espejo que había estado en manos de Belén. Lourdes no quería mirarlo, pero su vista fue atraída involuntariamente y luego su expresión cambió drásticamente.

En el espejo, alguien había escrito un nombre con sangre.

Martín.

Ese era el nombre que Lourdes había elegido para su hijo.

Al sentir el aroma familiar, Martín dejó de llorar por un segundo, pero luego, su llanto se intensificó aún más.

Un bebé de apenas un mes de edad, llorando hasta que sus cejas, ojos y cara se enrojecieron, su garganta estaba tan ronca que casi no podía emitir sonido, solo grandes lágrimas caían una tras otra.

—¿Qué está pasando? ¿No estaba todo bien antes? —Lourdes estaba casi llorando de dolor también, su mirada recorrió el círculo de criadas y niñeras, preguntando con severidad—. ¿Qué han hecho?

Una criada respondió: —Señora Lourdes, no hemos hecho nada diferente, todo como siempre. Martincito estaba durmiendo su siesta esta tarde y estábamos justo a su lado, pero de repente comenzó a patalear y luego no paraba de llorar, ¿quizás deberíamos llamar a un médico?

Por supuesto, la Casa Pérez tiene un médico de familia, disponible a cualquier momento.

Aunque Lourdes estaba ansiosa y enfadada, todavía conservaba un poco de sensatez, o más bien, no se atrevía a perder completamente el control, y de inmediato llevó a Martín frente a Ángeles.