El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 669

La mente de Ángeles también giraba rápidamente, inundada de pensamientos que surgían abruptamente como fuegos artificiales estallando sin previo aviso, levantando una estela de polvo y estruendo.

Ella sabía que Vicente empezaba a albergar sospechas, entendía sus preocupaciones y dudas.

Sin embargo, no encontraba la manera de responder.

El hecho de que Belén recurriera a la amenaza de la larva venenosa que devora el corazón sugería que estaba coludida con aquel misterioso hombre de negro, o, más precisamente, que el hombre de negro la utilizaba para sus propios fines.

La noche en que lograron salvar a una persona en el bosque no consiguieron capturar al hombre de negro, pero ahora se les presentaba una nueva oportunidad.

Ángeles reflexionó por un momento y dijo: —Anteriormente, he tenido tratos con las personas detrás de esto, ellos...

No pudo terminar la frase, pues fue interrumpida.

El subordinado encargado de rastrear a Belén irrumpió para informar que los enviados habían encontrado el teléfono celular de Belén. La señal se había perdido cerca de una gasolinera a quince kilómetros de las Montañas Shadowsonic.

Vicente miró a Ángeles, su expresión era profunda, pero la conversación interrumpida no pudo retomarse. Se giró y ordenó: —Cierren todos los accesos a las Montañas Shadowsonic y asegúrense de esconderse bien para no ser descubiertos.

—¡Sí, señor!

En momentos como este, nadie se atreve a subestimar la vida de un bebé.

La larva venenosa que podía activarse en cualquier momento en el corazón de Martín era un riesgo que, aunque a otros no les preocupara, Lourdes no podía permitirse ignorar. Abrazó a su hijo y, decidida, besó la frente del pequeño Martín mientras dormía: —¡Iré al encuentro!

Ella tenía cuentas pendientes con Belén, y era natural que llegara este día para saldarlas.

Ángeles afirmó: —Iremos juntas.

Las personas detrás de esto tenían como verdadero objetivo a ella.

Vicente finalmente se movió, soltando una risa baja y resonante. Aunque su risa tenía un timbre atractivo y cautivador, en ese momento sonaba de una manera que inexplicablemente erizaba la piel.

Respondió con un tono sereno: —Aplasta esa montaña.

Hugo no mostró sorpresa alguna; incluso sintió que tal orden era totalmente coherente con el estilo de Vicente; nadie podía amenazarlo, nadie.

—¡A la orden, señor Vicente!

Hugo se giró y se retiró, poniendo en marcha de inmediato.

El todoterreno aceleraba por la carretera, mientras tanto Ángeles como Lourdes permanecían en silencio durante el trayecto, acercándose a las Montañas Shadowsonic. A lo lejos, ya podían distinguir el contorno de la montaña.

Justo cuando Ángeles iba a empezar a hablar, se escuchó un estruendo retumbante y una nube en forma de hongo ascendió en el horizonte, señal de una explosión con humo y pólvora.