El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 675

—¿Qué hacemos?

—¿Lo seguimos?

Mientras veían cómo la figura de Emilio se alejaba rápidamente, dejando tras de sí solo su silueta erguida y solitaria avanzando entre el humo, nadie sabía qué encontraría al final.

Los subordinados de la familia González vacilaban en el lugar, indecisos sobre si continuar siguiéndolo o no.

Hasta que, después de un largo momento, uno de los hombres de confianza mordió su labio y dijo. —El señor Emilio nos dijo que nos fuéramos, no podemos desobedecerle, pero con el estado en que está el señor Emilio, si se encuentra con algo, ¡sería como ir directo a la muerte!

—¡Ustedes cuatro, síganme! Vamos a seguirlo discretamente, manteniendo ocultos nuestros rastros para que no nos descubran.

Cuatro subordinados asintieron y rápidamente siguieron el camino.

Sin embargo, la velocidad de Emilio era simplemente demasiado rápida; en unos pocos momentos, la sombra negra desapareció de la vista.

La sensación de estar controlado era extraña. Emilio aún conservaba un atisbo de claridad y racionalidad, pero esta claridad estaba en peligro bajo un control fuerte y poderoso. Si no fuera por su voluntad férrea, probablemente ya habría perdido la conciencia.

Pero incluso si lograba sostenerse por unos minutos, no pasaría mucho tiempo antes de que perdiera el control completamente.

Emilio no sentía miedo, sino que el primer pensamiento que surgió en su mente fue: ¿Ángeles había sufrido esto mismo sin su conocimiento en ocasiones anteriores?

Ver su propio cuerpo actuar como un títere manejado por alguien más, luchar con sus propios pensamientos mientras sus extremidades no obedecían, y realizar acciones que verdaderamente no deseaba hacer bajo el pánico de perder el control de su cuerpo.

Se sintió algo afortunado.

Por suerte, esta vez, se había puesto frente a ella.

Emilio no pudo evitar reírse, una sonrisa curvó ligeramente sus labios y una risa sorda brotó de su pecho, aunque pronto la reprimió.

Al mismo tiempo, en el todoterreno que gradualmente se detuvo, el hombre de negro sostenía la campanilla en una mano mientras murmuraba para sí mismo.

Belén, acurrucada a un lado, agudizó el oído. Al escuchar lo que decía, su mirada titubeó repetidamente.

Había estado observando durante mucho tiempo.

Cuando el hombre de negro agitaba la campanilla, esto perturbaba a la larva venenosa que dormía dentro; cuando la larva venenosa despertaba, cualquier orden emitida controlaría directamente a la persona infectada por la larva venenosa que devora el corazón, que en este caso era Ángeles...

Según lo que ella sabía, tanto el hombre de negro como Emiliano tenían el mismo objetivo: secuestrar a Ángeles y controlarla con la larva venenosa, e incluso le habían dado a Ángeles la orden de asesinar a Vicente.

Belén bajó la cabeza y apretó lentamente su mano.

¿Cómo podría ser suficiente eso?