El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 692

¿Qué?

Capitán y el hombre de negro giraron la cabeza al mismo tiempo para mirar, y vieron que el lugar donde antes yacía Emiliano estaba vacío, solo quedaban unas gotas de sangre en el suelo.

¿Se había escapado?

¿Emiliano había huido?

El hombre de negro miraba fijamente en esa dirección, como si alguien le hubiera golpeado la cabeza con un mazo.

Solo ahora se dio cuenta tardíamente de por qué Emiliano le había dado los explosivos; era para que él atrajera toda la atención y el fuego enemigo, permitiendo así que Emiliano escapara indemne.

Pensándolo bien, probablemente las heridas de Emiliano no eran tan graves como parecían; seguramente había fingido no poder levantarse para engañar a todos.

¡Había creído en Emiliano, el estafador!

—¡Maldito bastardo!

El hombre de negro estaba furioso, no sabía si culpar a Emiliano por ser astuto o culparse a sí mismo por ser un tonto.

Sabía que Emiliano no era de fiar, sabía que siempre había sido egoísta y ventajista al extremo. ¿Acaso las acciones de fingir cordialidad mientras traicionaban por la espalda no eran habituales en Emiliano?

Capitán hizo una señal a sus hombres para que comenzaran la persecución, pero en ese momento, un helicóptero empezó a elevarse lentamente desde un claro cercano. Bajo la mirada de todos, ascendió y se alejó, desapareciendo finalmente de la vista.

El hombre de negro finalmente colapsó, soltando una palabrota: —¡Maldición!

No había ningún encuentro planeado para dentro de diez minutos; Emiliano había preparado todo desde el principio, incluso prediciendo este escenario y organizando de antemano el helicóptero para su escape.

En el mejor hospital de Ciudad Solerana, la puerta de un quirófano iluminado finalmente se abrió, y Vicente, que había estado esperando fuera sin moverse, abrió de golpe los ojos que había estado entrecerrando.

Miró hacia la puerta del quirófano donde el médico acababa de quitarse la máscara y con una voz firme, aunque con un temblor apenas perceptible al final, preguntó: —¿Cómo está?

Lourdes había llegado al hospital en un estado aterrador, pálida y cianótica. La herida que había recibido era mortal para cualquiera, y ni siquiera habría durado tres minutos. Incluso cuando fue traída al hospital, varios expertos médicos sacudían la cabeza diciendo: —No hay mucha esperanza...

La cirugía duró dos horas.

El médico, con una sonrisa cansada, dijo: —Señor Vicente, la operación fue muy exitosa. La señora Lourdes ya no está en peligro de muerte, gracias a la persona que trató su herida de inmediato. El medicamento que usó para detener la hemorragia era muy fuerte, y su poder de curación es asombroso.

El médico suspiró y continuó: —Déjeme decirle, si no fuera por ese medicamento, la señora Lourdes no habría sobrevivido hasta ahora. Señor Vicente, ¿dónde consiguió ese medicamento? ¿Cuál es su nombre y dónde se puede comprar?

En realidad, lo que quería preguntar era quién había tratado a Lourdes de inmediato, pero viendo cómo el rostro de Vicente cambiaba de expresión varias veces, no se atrevió a hacer la pregunta directamente.