El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 694

No importa el motivo, esa puñalada fue demasiado cruel.

Estuvo a punto de acabar con la vida de Lourdes.

Si la situación hubiera sido un poco peor y Lourdes no hubiera sido reanimada, entonces... Hugo estremeció involuntariamente al no querer seguir pensando en ello.

Hugo bajó la vista hacia su teléfono, la pantalla se iluminó mostrando un nuevo mensaje recibido.

Lo leyó rápidamente, y sus tensos nervios se relajaron un poco antes de guardar el teléfono en su bolsillo.

Mientras tanto, en la planta baja del hospital, un taxi se detuvo lentamente. Una figura delgada pagó con dos billetes y luego bajó del auto.

La joven, con la cabeza ligeramente inclinada, llevaba un sombrero cuya amplia ala cubría la mayor parte de su rostro, dejando solo a la vista un pequeño trozo de su delicada barbilla, mientras entraba discretamente al hospital.

Sin desviar la mirada, caminaba con familiaridad. Al pasar por una de las oficinas de guardia de los doctores, rápidamente tomó una bata blanca y se quitó el sombrero para ponerse una mascarilla.

Era Ángeles.

En un hospital tan grande, con un ir y venir constante de gente de todo tipo, Ángeles se dirigía directamente a la unidad de cuidados intensivos. En el camino, un paciente le pidió indicaciones.

Ángeles, que tiene una excelente memoria y es capaz de recordar cualquier cosa con solo prestarle atención un momento.

Recordó rápidamente el mapa del hospital que había visto al entrar y señaló amablemente: —Por allá, gira a la derecha y encontrarás el ascensor para subir.

—Gracias —El transeúnte agradeció rápidamente.

—De nada —Ángeles metió las manos en la bata blanca y continuó su camino.

Pero afortunadamente, pasó desapercibida.

Ángeles soltó un suspiro de alivio y siguiendo el mensaje que Hugo le había enviado, entró sin obstáculos a una de las unidades de cuidados intensivos y vio a Lourdes acostada en una de las camas.

Los monitores a su lado mostraban signos vitales estables, el sonido de los aparatos de monitoreo llenaba el ambiente; la cirugía había sido un éxito. Afortunadamente, el corte de Emilio, aunque profundo y cruel, se había desviado por dos centímetros, lo que permitió que Lourdes tuviera tiempo de ser salvada.

Al ver que Lourdes estaba bien, Ángeles se sintió aliviada.

Se giró, planeando irse tan discretamente como había llegado, pero justo en ese momento, al darse la vuelta, su nariz chocó contra una pared de carne detrás de ella, y el aroma familiar la envolvió instantáneamente. Una mano se extendió a lo ancho de su cintura, aprisionándola firmemente.

El corazón de Ángeles dio un vuelco y, al levantar la cabeza, se encontró con los ojos oscuros y profundos de Vicente, sin rastro de emoción.