El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 707

Toda una leyenda.

Cualquier historia o cosa que se etiquete como leyenda de forma inevitable derivará en diversas versiones, tal como ocurre con ese mapa y esa isla.

Según cuentan los rumores, alguien navegó por accidente hacia esa isla, donde descubrió montañas de oro y halló incontables riquezas, así como variados medicamentos y plantas exóticas.

El navegante, al abandonar la isla, registró de forma discreta la ubicación, planeando regresar más tarde con más personas y un barco más grande para llevarse el tesoro.

Sin embargo, cuando intentó encontrarla de nuevo, el mar estaba tranquilo, sin rastro alguno de la isla.

Pero él no se rindió, buscó de nuevo según las coordenadas anotadas, pero no halló nada y cayó en la completa locura, vigilando esa área durante años, hasta que un día, cuando la marea alta y el atardecer coincidieron con un cambio astronómico, la isla por fin reapareció.

Pero ya habían pasado demasiados años, y no tenía fuerzas suficientes para desembarcar, así que creó un mapa del lugar, pensando en permitir que su descendencia pudiera encontrar esa gran fortuna que él tanto había anhelado.

No obstante, el mapa y el rumor se filtraron y se difundieron, y desde entonces, quienes han intentado uno tras otro encontrar la isla nunca han cesado.

Pero todos han vuelto sin éxito alguno.

—¿Y luego? —preguntó Ángeles.

—Mi padre también fue, cuando yo era muy pequeño. —Vicente jugueteaba distraído con un mechón de cabello de Ángeles mientras hablaba,— en aquel tiempo, mi madre estaba gravemente enferma y consultamos a infinidad de médicos tradicionales prestigiosos, hasta que por fin Gonzalo mencionó que había una medicina que podría curarla.

Ángeles escuchaba fascinada este relato, también algo sorprendida, no esperaba que Gonzalo tuviera algo que ver con todo esto.

—¿Y después?

El barco ya se había detenido, y lo único que podían hacer en ese instante era esperar.

Ángeles dejó el mapa a un lado y una extraña calma se posó en su ánimo. Anteriormente, tanto Emiliano como el hombre de negro habían dicho que solo ella podía abrir la isla. Entonces, solo quedaba esperar.

La espera que no podían permitirse era la de Emilio.

Emilio estaba sufriendo los terribles efectos de una larva venenosa controlada temporalmente; solo disponía de una semana para su cura. Durante ese tiempo, los síntomas secundarios estaban suprimidos y, aunque se sentía mal, lo soportaba.

Después de esta noche, los efectos secundarios de la larva venenosa serían incontrolables y lo torturarían con un dolor aún mayor.

En otras palabras, si no encontraban la isla legendaria esa misma noche, ¡Emilio inevitablemente estaba condenado a morir!