De manera respetuosa, el señor Morales dijo:
-Señor Lara, no sabía que estaba aquí. Por favor, discúlpeme si lo ofendí hace un momento.
-¡No me ofendió, pero está demasiado ruidoso aquí y arruina mi estado de ánimo!
En ese momento, alguien se acercó y le contó todo lo sucedido al señor Morales, cuyo rostro se puso serio al escucharlo. Sus ojos recorrieron la escena y su mirada se fijó sobre el mesero, quien ya estaba demasiado asustado que por poco se orina en sus pantalones. El mesero tembló e intentó explicar:
-Señor, yo...no lo sé...
-Solo porque no sepas no significa que puedas decir lo que quieras. -El señor Morales estaba molesto- ¡A partir de ahora, ya no eres empleado de esta empresa! ¡Agarra tus pertenencias y vete de aquí!
-¡Señor, por favor, deme otra oportunidad! -suplicó el mesero. El salario que ofrecían en Noches en Shanghai era muy alto y los trabajadores recibían grandes beneficios. La más importante era que podían conocer personas de la alta sociedad y por eso muchos pasaban por varios filtros para trabajar ahí. Ahora que el mesero tuvo la oportunidad de trabajar en este restaurante, no estaba dispuesto a dejar ir este asunto si lo despedían de esta forma.
—¡Sáquenlo! —gritó el señor Morales. Muchos guardias de seguridad llegaron y de inmediato sacaron al mesero.
-Señor Lara, usted es miembro tarjeta suprema. Puede subir al último piso y almorzar ahí. -El señor Morales miró a Mateo con respeto—. Por supuesto, si gusta quedarse aquí, puedo hacer que despejen el área.
Todos los presentes quedaron sorprendidos. ¿Despejar el área? ¿Eso significaba que iba a sacarlos a todos?
-Despejen el área. -Mateo aleteó su mano de manera casual.
—Muy bien, espere un minuto. —El señor Morales volteó su cabeza—. Díganles a los demás que salgan del restaurante, por favor.
Los meseros obedecieron de inmediato y ahuyentaron a los comensales. Un hombre se indignó y comentó:
Mateo ya sabía cómo explicarle y le contestó:
—¡Esta tarjeta es del señor Navarro!
-¿Qué? -Sasha estaba asombrada- ¿Ag... agarraste la tarjeta del señor Navarro?
Mateo le explicó:
-Él me la dio.
Sasha estaba sorprendida. Sentía que el valor de esta tarjeta no se podía medir en cantidades monetarias. Guillermo sí que era generoso

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