Al irse de la casa de la familia Grijalba, el señor Higuera dejó salir un suspiro de alivio.
-¡Señor Lara, gracias por su ayuda! -dijo el señor Higuera con sinceridad. Sin embargo, la expresión de Mateo se volvió solemne. Lo volteó a ver y con tono serio, le dijo:
-¡El señor Grijalba aún no está a salvo!
-¿Qué? -preguntó José, sorprendido- ¿La enfermedad del señor Grijalba no está del todo recuperada?
Mateo respondió:
-Su enfermedad sí, pero el problema aún no está solucionado.
—¿A qué se refiere? —preguntó el señor Higuera con curiosidad.
—El hechizo que se le lanzó no es tan simple. Las brujas no lanzarían hechizos, así como si nada a alguien y mucho menos para hacer que no tengan hijos. ¡Al menos que le tengan un gran remordimiento hacia esa persona!
El señor Higuera lo observó, impactado.
-¿Está diciendo que ofendió a una bruja?
—Sí, eso creo —respondió Mateo, asintiendo—. La bruja se va a dar cuenta de que le quitamos la lombriz venenosa. Si le lanzaron un hechizo por odio, sospecho que la bruja va a regresar por él.
-¿Hay manera de salvarlo? -preguntó el señor Higuera.
—Tendremos que esperar a ver.
Al poco tiempo de regresar al hospital, Mateo se sentó y recibió una llamada de Salvador. Resultó ser que la cuenta de la farmacia de los Coronel se había congelado en el banco. Los depósitos transferidos por las personas de ayer estaban congelados y no se podían usar. Así que, la empresa no tenía ninguna liquidación y no podían hacer nada. Este era el motivo por el que Sasha debía ir al banco esta mañana. Al escuchar esto, Mateo frunció y preguntó:
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