El Secreto de Mi Prometido romance Capítulo 307

Sobre El Secreto de Mi Prometido - Capítulo 307

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Mónica aprobó la entrevista en el bufete Lex Juris Abogados y hoy se incorporó de manera oficial como una abogada asalariada.

Coincidió con que Lucía también había renunciado a Consultores Legales Rivera para unirse al despacho de Luisa, así que ella la asignó como asistente de Mónica.

Ambas chicas eran muy extrovertidas y alegres, y congeniaron de inmediato.

Respecto al caso de Bio Futura, Luisa organizó de forma meticulosa las pruebas según las sugerencias de Francisco y redactó la demanda.

Ese día, cerca del final de la jornada laboral, Luisa recibió de repente una llamada del detective privado.

—Señorita Luisa, respecto a lo que me pidió investigar sobre Carlos y Valentina, he tenido grandes avances. ¿Tiene tiempo el día de hoy para que nos reunamos? Tengo algo importante que entregarle.

Luisa respondió: —Tengo tiempo de sobra, ya estoy por salir del trabajo. Venga a una cafetería cerca de mi oficina.

—De acuerdo.

Luisa le dio una dirección y le añadió: —Nos vemos en la cafetería a las seis y media.

—Perfecto, señorita Luisa.

Después de colgar, Francisco llamó a la puerta y entró. —Abogada Luisa, he estado pensando en lo que mi tía Berta dijo el día de ayer y creo que debería disculparme con usted.

Luisa alzó su mirada. —No pasa nada, sé que hablaba en broma. No me lo tomé en serio.

—¿Qué le parece esto? —Francisco se ajustó cuidadoso las gafas sobre el puente de la nariz.—La invito a cenar. Lo tomo como una forma de disculparme en nombre de la tía Berta.

Luisa sonrió despreocupada.—No hace falta, no sea tan formal.

Francisco miró a Luisa, dudó por unos minutos, se tocó la punta de la nariz y dijo: —Está bien.

—Ah, por cierto.—Luisa sacó dos carpetas de cartón gruesas y pesadas.—El día de hoy llegaron nuevos casos. Estos dos te los asigno a ti, son de tu especialidad.

Francisco tomó las carpetas y sonrió con agrado: —Tan rápido han llegado nuevos casos... En definitiva, la abogada Luisa cumple su palabra. Trabajar con usted es garantía segura.

—¿Abogado Francisco, tu única aspiración es no salir perdiendo? —dijo Luisa con una sonrisa, —Ábrelas y mira.

Entusiasmado Francisco abrió las carpetas.

Eran disputas sobre derechos de marcas registradas.

Echó un rápido vistazo a los documentos y una linda sonrisa se dibujó en sus labios.—Con esto, ya recuperé lo que gasté ayer en vino.

Luisa también sonrió con gracia.—Ya te lo dije, no saldrías perdiendo.

—Muchas gracias.—Francisco guardó los documentos del caso.

Después de terminar el día, Luisa ordenó su escritorio y se dirigió a la cafetería para su cita.

Empujó la puerta de cristal y entró. En una esquina lejana, vio a un hombre vestido de negro y con gorra.

Luisa se acercó y se sentó justo frente a él.—Hola, señor Gustavo.

El detective privado se llamaba Gustavo.

—Hola, señorita Luisa como está.

Después de saludarse, Gustavo agachó la cabeza y empezó a buscar ansioso algo en la mochila que llevaba.

—Señorita Luisa, estas son las fotos que tomé en los últimos días de los encuentros entre Carlos y Valentina.—Diligente le entregó una carpeta de cartón.

Luisa ansiosa la abrió, sacó las fotos y comenzó a revisarlas con detenimiento.

Al ver las imágenes en las que Valentina aparecía junto a Carlos, sonrió con sarcasmo y expresó: —Tal como lo imaginaba.

—Además, esta es la grabación que hice anoche cuando se encontraron. —El detective abrió enseguida una aplicación en su celular y se la envió.

Después de recibir el audio, Luisa se colocó los auriculares y presionó reproducir.

Capítulo 307
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