El Secreto de Mi Prometido romance Capítulo 315

El Secreto de Mi Prometido Capítulo 315

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Capítulo 315

El viento desgarrador era tan frío que enfriaba hasta los huesos. Valentina vestía ropa ligera y, de por sí, no era resistente al frío. Estando colgada en el aire, expuesta a la crueldad del viento helado, no pasaría mucho tiempo antes de que muriera por hipotermia.

Media hora más tarde.

Jorge pensó en decirle a Andrés que ya era suficiente, que Valentina no aguantaría mucho más.

¿Acaso el señor Andrés quería que Valentina muriera en ese lugar, ese mismo día?

Jorge lo miró con una expresión de duda, como si estuviera a punto de hablar, pero se contuvo de inmediato.

No es que sintiera compasión por Valentina. Ella tenía un corazón indescriptible como el de una serpiente; había matado a varias personas. Comparado con lo que había hecho a las víctimas inocentes, el castigo que recibía ese día no era nada.

Pero si Valentina moría a manos de Andrés, sería difícil explicárselo a don Manuel y a doña Ximena.

Andrés mantenía el rostro indiferente.

No mostraba ninguna intención de detenerse.

Jorge tampoco estaba seguro de cuáles eran en realidad sus intenciones.

Sabía lo importante que era Luisa para Andrés.

No dudaba ni un solo segundo de que fuera capaz de torturar y matar a Valentina para vengarse por ella.

Pero si lo hacía, ¿cómo se lo explicarían a don Manuel y a doña Ximena?

Valentina era la hija adoptiva de la familia Martínez, y doña Ximena la quería con locura. Era fácil imaginar que, según el parecer de ambos, incluso si Valentina hubiera cometido delitos, debía ser entregada a las autoridades judiciales.

Jorge creyó que Andrés en realidad quería que Valentina muriera esa noche fría bajo la nieve.

Sin embargo, unos minutos más tarde, Andrés le hizo una señal con la mano.

Jorge entendió al instante y, de inmediato, habló por su radio: —Está bien, deténganse.

El helicóptero comenzó a descender una y otra vez.

Valentina estaba tan congelada que su rostro había adquirido un tono morado, los labios negros, y tanto sus pestañas como su cabello estaban cubiertos por una capa de hielo y nieve.

Se encontraba en el suelo sin poder moverse, aparentemente inconsciente.

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