El Secreto de Mi Prometido é a melhor série atual do autor Internet. Com o conteúdo de Capítulo 314 abaixo, nos perderemos em um mundo de amor e ódio, onde os personagens usam todos os truques para atingir seus objetivos, sem se preocupar com a outra metade, apenas para se arrepender tarde demais. Leia o capítulo Capítulo 314 e acompanhe os próximos capítulos desta série em booktrk.com.
Después de encargarse de los asuntos del Grupo Martínez, Andrés se dirigió a la base.
Sótano.
Andrés se quedó de pie a unos tres o cuatro metros de distancia de Valentina.
—¡Andi! ¡Andi, que alegría por fin viniste a verme! —Al ver a Andrés, Valentina gritó y lloró como una loca, intentando correr hacia él.
Tenía la voz muy ronca, y al gritar de ese modo resultaba casi aterradora.
Pero sus manos y pies estaban atados; las cuerdas sujetas a una puerta de hierro a un lado. Valentina estaba amarrada como un miserable perro, sin el más mínimo de dignidad.
Andrés sorprendido, con una presión aterradora a su alrededor.
—¿Quién te dio permiso para llamarme de esa manera?
Valentina quedó petrificada al escucharlo, y de pronto sonrió con amargura.
—¿Por qué no puedo llamarte así? ¿Quieres que te llame hermano? —Su expresión era algo extraña. Sonrió. Si quieres también puedo llamarte hermano; siempre me han encantado los hermanos.
Andrés se inquietó aún más. —¿Sabes lo que estás diciendo?
—¡Claro que lo sé! —gritó Valentina con la voz rota.— ¡Me gustas! ¡Te amo, Andrés! ¿No puedes sentir este amor tan ardiente que tengo por ti?
—¿Vas a preguntarme por qué hice todo eso? —Valentina reía entre llantos.— ¡Jajaja! ¡Por ti, por supuesto! ¡Andi, después de tantos años, ¿aún no has notado lo que siento por ti?!
En el sótano cerrado, bajo la oscuridad de la noche que se podía apreciar desde arriba, la locura y la obsesión en los ojos de Valentina eran inconfundible. En ese mismo instante, los oscuros pensamientos que llevaba ocultos desde hacía más de una década quedaron completamente expuestos.
Después de esas palabras, reinó un silencio sepulcral en el sótano.
Andrés, alto y corpulento, permanecía frente a Valentina, mirándola desde lo más alto con mucha frialdad, desprendiendo una brisa fría a su alrededor.
En el aire flotaba un ligero pero inquietante olor a sangre.
Pasó un momento en silencio.
De pronto, Andrés soltó una carcajada.
—¿Amarme? —sus ojos oscuros eran profundos, como un abismo insoportable.
Valentina lo miraba fijamente y vio cómo se le encorvaban los labios en una sonrisa burlona, con una expresión fría y una mirada distante.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: El Secreto de Mi Prometido