Entrar Via

El verdadero chingón romance Capítulo 2

Las palabras magnífica y majestuosa no bastaban para describir la grandeza del edificio situado en lo más alto de las Residencias del Monte Celestial. Artefactos antiguos y pinturas famosas de todo el mundo decoraban todo el lugar. «Incluso un ladrillo de un lugar tan lujoso vale lo de un mes de mi salario». Pensó Qin Ming.

Los hombres lo llevaron a un cuarto que fungía como estudio mientras lo pensaba. El interior de este era minimalista. Unas cuantas cabezas disecadas de animales decoraban por encima de un librero. Un frágil y viejo hombre moribundo estaba sentado en el lugar más alejado de una mesa redonda.

El hombre estaba inclinado en una silla con sus ojos cerrados.

Detrás de él estaban de pie varios guardaespaldas con trajes negros. Una joven y bonita secretaria sobresalía entre los guardaespaldas.

Qin Ming frunció el ceño.

—¿Quién es usted? ¿Por qué me parece un poco familiar?

El viejo abrió sus ojos de repente.

—Qin Ming, sigues viviendo en condiciones tan terribles. ¿Cuál es el problema? ¿Ya no me recuerdas?

Qin Ming entonces recordó la escena de lo sucedido hacía ya 2 años, cuando había salvado a un hombre que quería suicidarse en un lluvioso día. Qin Ming trabajaba como repartidor en ese momento. Él miró a detalle al viejo hombre. «Es él, ¿no?».

Qin Ming salvó la vida de ese hombre en las vacaciones primaverales de su primer año de universidad. Él se apegó a su principio de ver que todo lo que estuviera a su cargo se llevara a cabo. Por lo que Qin Ming se quedó en el hospital y cuidó del hombre por un tiempo. Esa era la razón de que recordara a ese hombre.

—¡Ah! Ahora lo recuerdo. ¡Es usted! —Él se incorporó de pronto y le apuntó con su dedo—. Le habían diagnosticado una enfermedad terminal y condujo su Rolls-Royce a un río. Usted quería suicidarse. Hum… Su nombre es Chang… Chang Hongxi, ¿cierto?

—Ja, ja. Ese soy yo. —Él le lanzó una débil sonrisa—. Entonces, nos vemos de nuevo.

Qin Ming se inclinó para examinar al hombre.

—Algo aquí no cuadra. ¿Por qué se ve tan viejo? ¿No tiene alrededor de 50 años? ¡Parece estar en sus setentas! —dijo.

—Es el efecto secundario de haber recibido quimioterapia para mi cáncer. No puedo eludir la naturaleza humana de enfermarme y envejecer, aun siendo tan capaz como soy —dijo Chang Hongxi de forma casual.

El rostro de Qin Ming se ensombreció. No sabía cómo consolar al hombre frente a él quien sufría por enfermedades.

Chang Hongxi dijo.

—No me queda mucho tiempo chico. Te prometí que te regresaría el favor algún día. Este será el día en el que te pagaré la gentileza que me mostraste. Firma este documento y serás propietario de todo lo que poseo.

La joven y hermosa secretaria detrás de Chang Hongxi sacó un contrato de herencia y se lo entregó a Qin Ming.

—¿Eh? ¿Herencia? —Él sentía que era algo surreal, como si estuviera soñando—. ¿Está hablando en serio? No debe de darme todo lo que tiene solo porque le dio una enfermedad terminal y su esposa lo engañó. ¿No tiene hijos? Soy un extraño para usted —dijo él confundido.

El cuerpo de Chang Hongxi tembló por un momento antes de decir con aire deprimido.

—Tuve 3 hijos y 2 hijas, pero no tienen parentesco sanguíneo conmigo. Nunca tuve ningún hijo propio…

Qin Ming estaba en silencio. «Ah, este viejo hombre da mucha lástima. Tuvo que enterarse de que su esposa lo engañó hasta esta edad».

Chang Hongxi continuó.

» Pasé 2 años recuperando lo que me pertenece de sus manos. Necesito que alguien se haga cargo de mi dinastía corporativa ahora que me aproximo a mi muerte. Aún te debo un favor, entonces, si estás dispuesto aceptarlo, heredarás toda mi fortuna. Si no lo aceptas, eres libre de irte después de recibir un solo pago.

Qin Ming se sintió como si fuera el hombre más afortunado del mundo por ser el heredero de una fortuna tan grande, solo porque había salvado la vida de alguien como un acto de buena voluntad hacía ya 2 años.

Pero él no era un idiota, tenía que considerar este asunto desde múltiples puntos de vista. «Si heredo su enorme fortuna, también heredaría sus enemigos y sus problemas. No creo que le hagan falta después de haber construido un imperio tan masivo».

Sin embargo, Qin Ming no lo dudó. No era lo bastante pretencioso como para fingir que no necesitaba el dinero. «Necesito el dinero para vivir mejor, para que ya nadie me menosprecie. Solo puedo dejar atrás mi reputación de ser un pedazo de m*erda inútil cuando tenga el suficiente dinero para respaldarme».

Qin Ming firmó y presionó sus huellas digitales en el documento.

—Song Ying, le servirás a Qin Ming de ahora en adelante —le dijo Chang Hongxi a la secretaria que estaba archivando el contrato de herencia.

—Joven, desde este momento, Song Ying será la secretaria personal más leal que podría tener —dijo Song Ying, le lanzó una solemne mirada a Qin Ming y se inclinó con respeto.

—¿Eh? ¿Mi secretaria? Tu nombre es Song Ying, ¿verdad? En realidad… Solo soy un estudiante universitario normal. Entonces ahora seré a quien cuidarás. —Qin Ming se apresuró a hablar.

Ella le sonrió y dijo.

—Por supuesto joven. En verdad es una persona humilde.

Chang Hongxi sacudió su mano, indicándole a Qing Ming que se le acercara. Este caminó a su lado, ya que estaba en extremo agradecido con el viejo hombre. Se inclinó junto a la silla del hombre que lo había bendecido con una enorme fortuna y lo miró.

Chang Hongxi acarició la cabeza de Qin Ming.

—Recuerda esto, mi nombre es Chang Hongxi. Soy del país C, pero nací en el extranjero. Eres la persona que me ayudó a recuperarme y me cuidó hace 2 años cuando estaba en el punto más bajo de mi vida. Soy un empresario de élite, lo he sido toda mi vida. Puede que pierda, pero nunca seré derrotado. La primera razón por la que te di todas mis posesiones es porque te estoy regresando un favor. La segunda es porque… Me siento solo. No tengo a nadie cercano a mí, ni siquiera un amigo. Espero que no sigas mi ejemplo y no vivas una vida solitaria cuando seas viejo, ahora que heredaste todo lo que poseo.

Qin Ming se sintió un poco conmovido por su discurso. «Este hombre tuvo una vida peor que la de los emperadores de tiempos antiguos. Ya es lo bastante triste que esté tan solo estando tan viejo y su esposa lo engañó de todos modos».

Qing Ming sorbió un poco por su nariz al sentirse apenado por él.

—De acuerdo, gracias por sus sabias palabras, padrino.

Capítulo 2 Heredero 1

Capítulo 2 Heredero 2

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El verdadero chingón