Al siguiente día, Qin Ming no tenía clases en la mañana. Tras tomar un baño, por fin se deshizo del rancio olor de su cuerpo.
Después empacó sus cosas y se dirigió a la biblioteca para hacer su reporte de macroeconomía.
Había mucha gente en la biblioteca, después de todo, no todos iban a la universidad para perder el tiempo o para pagarle a otros para tomar exámenes por ellos como lo hacían Yang Wei y Li Meng.
Qin Ming se concentró en su trabajo en cuanto se sentó. Pero, en ocasiones tenía que levantarse de su asiento para buscar libros o buscar información.
Se sorprendió al ver un hermoso pastel en su mesa cuando regresó para sentarse.
Miró a su alrededor y se dio cuenta de que nadie lo miraba. No pudo evitar preguntarse quién le había dado ese costoso pastel.
«¿Será de parte de Nie Haitang? Tuvimos una buena conversación ayer, ¿será que me extraña tan pronto?».
Qin Ming no había desayunado y ya que el pastel estaba en su mesa, le dio dos mordiscos sin pensarlo mucho. El pastel no estaba demasiado dulce ni asqueroso, en realidad tenía un sabor celestial.
En un abrir y cerrar de ojos, Qin Ming se lo acabó. Para no desperdiciar ni un pedacito, incluso lamió la base de plástico.
De pronto una linda chica se le acercó y gritó.
—¡Ah! ¡Mi pastel de mantequilla dorada! ¿Quién eres? ¿por qué te comiste mi pastel?
Qin Ming se quedó en shock. «¿No es un pastel de regalo para mí?».
La chica lo apuntó con enojo.
» ¿Siques lamiendo esa cosa? ¿Eres tan pobre que debes de robar la comida de los demás? ¡Nunca había visto a un perdedor como tú!
Qin Ming estaba avergonzado, por lo que se apresuró a explicarle.
—Eh… No… Este es un malentendido. En realidad, yo…
—En realidad, eres tan pobre que ni siquiera tienes dinero para comprar un desayuno. Entonces un pastel aparece de pronto de la nada y decides comértelo, ¿no?
Qin Ming alzó sus cejas. «¿Ese no es Zhao Fugui de mi clase?».
Zhao Fugui venía de una familia rica y tenía una buena relación con Yang Wei. Era un sujeto muy arrogante que siempre menospreciaba a Qin Ming. Él se había desternillado de risa con felicidad cuando vio que estaban humillando a Qin Ming por su olor el día anterior.
—Señorita, este tipo es de nuestra clase. Su familia es muy pobre, por lo que tiene que trabajar en un empleo de medio tiempo todos los días. Siempre llega tarde a clase y no tiene tiempo de cambiarse de ropa. En lugar de estudiar viene aquí a robar el desayuno de otra gente. Es muy descarado.
La chica mostró un semblante de asco en su rostro.
—Tch, tch, tch.
Los estudiantes que estaban en silencio haciendo su tarea se distrajeron por el discurso de Zhao Fugui. Todos alzaron su cabeza para mirar a Qin Ming.
—¡Que patán! Le robó el pastel a alguien.
—Ya que es tan pobre, solo debería de trabajar, ¿para qué estudiar?
—¿No es el chico que se enteró ayer de que su novia lo estaba engañando mientras trabajaba en la cafetería?
—Je, je, las personas pobres son tan corrientes. No es ninguna sorpresa que lo hayan dejado.
Todos comenzaron a chismear sobre Qin Ming.
Él no se molestó en refutar lo que Zhao Fugui dijo.
—Señorita, alguien puso el pastel en mi escritorio, por eso pensé que… —le explicó él.
La chica estaba furiosa.
—¿Tu escritorio? ¿Y todavía tienes el descaro de decir eso? Es evidente que yo lo puse ahí. Está muy lejos de tu lugar. Ves, mi vaso sigue ahí. ¿Sabes que los pasteles de mantequilla dorada se producen en pequeñas cantidades al día? Una pieza cuesta más de 100. Incluso si tienes el dinero, puede que no logres comprarlo. ¿Sabes por cuanto tiempo esperé en la fila?
Qin Ming supo que algo no cuadraba al escuchar eso. «Si el pastel no estaba en mi escritorio, ¿quién lo puso ahí?».
Miró a Zhao Fugui quien estaba intentando con todas sus fuerzas de contener su risa.
Para su mala suerte, no había cámaras de vigilancia en el cuarto de estudio. De lo contrario, Qin Ming podría haber descubierto la verdad y probaría su inocencia.
Él sacudió su cabeza mientras sacaba su billetera y decía.
—Señorita, le pagaré por su pastel.
Sin embargo, al contar dos veces su dinero, solo tenía 67. Los billetes estaban muy sucios y era claro que todo su dinero no alcanzaba para compensarla.
Zhao Fugui se desternilló de risa al verlo.
—Ja, ja, ja, ja… Ese pobre tipo es tan patético.
Los demás estudiantes también se rieron.
—Niega haberse comido el pastel de la chica. Entonces quiere pagarle, pero no tiene dinero. ¡Qué buena broma!
—Oigan, ¿esa es Chen Muling de la escuela de negocios? Escuché que es una chica muy descarada con un fiero temperamento.
—Quizás está tratando de seducir a la nueva chica. Que mal que no funcionará con Chen Muling. ¡Ja, ja, ja, ja!
—Si yo fuera él, cavaría un agujero y me escondería dentro.
—Ese chico tiene mucha resistencia a los insultos.
Chen Muling mostró su dedo medio cuando escuchó que alguien mencionó su nombre.
—¿Ni siquiera tienes un billete de 100 encima? ¡Increíble! ¿Cómo puedes ser tan pobre? ¿Y aun así, no admitirás que te comiste mi pastel? Eres simplemente asqueroso.
Qin Ming estaba muy avergonzado porque sí se había comido el pastel. Aún tenía más de 400 mil en su tarjeta, por lo que dijo.
—Señorita, no tengo suficiente efectivo. Puedo transferirle el resto por WhatsApp.
Qin Ming le entregó el dinero a Chen Muling. De repente, ella agitó su mano por la ira y arrojó el dinero al suelo. Su rostro enrojeció mientras gritaba.
—¡No soy como tú, perdedor! Nunca he usado billetes de menos de 100 y no quiero tu asqueroso dinero. —Chen Muling retrocedió 2 pasos sintiendo repulsión mientras continuaba avergonzando a Qin Ming—.
Olvídalo. No tienes que pagarme. Ya me harté de lidiar contigo. Solo son 100. Lo tomaré como si se lo hubiera dado a un mendigo.
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