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El verdadero chingón romance Capítulo 7

Qin Ming fue al estadio por Nie Haitang.

Muchos estudiantes estaban sudando debido al caluroso y brillante sol. También había algunos hombres depravados apoyados contra la cerca y trataban de tomarles fotos a hurtadillas a las hermosas chicas que estaban ejercitándose.

A Qin Ming no le importaba por lo general, ya que sucedía con mucha frecuencia.

Pero entonces se dio cuenta de que estaban tomándole fotos a Nie Haitang.

—Tch, tch. Nie Haitang se puso un nuevo atuendo deportivo hoy. ¿Me pregunto a quién querrá mostrárselo? Sus piernas son tan delgadas y blancas, su cintura es tan esbelta y su rostro es tan hermoso. Estaría extasiado si tuviera la oportunidad de hablar con ella… Oye, ¿quién me quitó mi cámara? —Un hombre obsceno estaba babeando al ver las fotos. Qin Ming le quitó la cámara por detrás.

Los otros 3 fotógrafos dejaron de tomar fotos de inmediato. Rodearon a Qin Ming y le dijeron con enojo.

—¿Quién eres? ¿Crees que eres un maestro para imponer disciplina? Este es un lugar público. No está prohibido tomar fotos aquí.

Qin Ming les echó un vistazo a las fotos de la cámara y se dio cuenta de que todas las fotos eran de Nie Haitang. Entonces dijo con irritación.

—¿Cuánto? Las compraré todas.

Uno de los hombres se burló de forma grosera.

—¡Eh! ¿No eres el chico que por lo general nos lleva comida a nuestro dormitorio?

El hombre al que le había quitado la cámara dijo con desdén.

—¡Ja, ja, ja, ja! Resulta que no eres mejor que nosotros. Pagué por esta cámara reflejo de único objetivo en un plan de pagos por 4 años, el precio original era de 28,000. Parece que no tienes ni un centavo. ¿Puedes pagarla? Devuélveme mi cámara o te reportaré.

Qin Ming tomó de su bolso de gimnasio los 3 fajos de billetes que acababa de sacar del banco y se los arrojó al rostro del depravado hombre. Entonces dijo con furia.

—¡Toma el dinero y lárgate de aquí! No vuelvas a tomarle una fotografía a Nie Haitang en el futuro. Si lo haces, te daré una golpiza cuando te vea.

—De acuerdo. Yo… Ya entendí. No lo volveré a hacer.

El hombre se sorprendió bastante cuando vio que Qin Ming le arrojó 30 mil en su rostro. Entonces recogió con rapidez el dinero del suelo antes de hacerle una reverencia a Qin Ming e irse.

Los otros 2 hombres también estaban sorprendidos. «Maldición. Esa cámara usada solo cuesta alrededor de 10 mil. ¿30 mil? Podría comprarme una nueva y me sobrarían 20,000. Ese sujeto es muy generoso. Pero parece ser más pobre que nosotros. Es difícil de creer que sea un tipo rico».

—Amigo, estaba tomándole fotos a Chen Muling, ¿las quieres?

—No amigo. Zhang Qingqing también es muy bonita. Tiene un trasero enorme. Tengo algunas fotos de ella donde tiene la falda levantada.

Ambos estaban muy ansiosos por venderle sus cámaras y fotos a Qin Ming. No obstante, él no estaba interesado en ellas. Entonces les gritó:

—¡Lárguense!

Por alguna razón no quería que las fotos de Nie Haitang estuvieran en las manos de esos depravados hombres por eso las había comprado todas. Había un indescriptible sentimiento creciendo en su interior.

De pronto, Zhang Qingqing le gritó desde la cancha.

—¡Oye, perdedor! ¡Por fin llegaste! Tienes agallas. Siempre encuentras excusas para no venir. ¿Mis palabras no significan nada para ti?

—Estoy aquí ahora, ¿o no? —replicó Qin Ming.

Ella estaba furiosa.

—¡Hum! ¿¡Cómo te atreves a responderme así!? Deja de decir tonterías y ve a recoger los volantes.

De pronto Fang Jinsheng gritó.

—Presidenta, espera un minuto. Qin Ming te tomó fotos a escondidas. Mira, ahí está la cámara en sus manos.

Todos en la cancha pusieron atención al escuchar eso. Solo los hombres enfermos y degenerados tomaban fotos de las chicas a escondidas.

—¡Aaaah! —Zhang Qingqing arrojó con rapidez la raqueta y se cubrió su pecho con sus manos. Entonces dijo como si estuviera asqueada—. Qin Ming, eres un c*brón sin vergüenza. Te he tratado bien. Ningún club te quería, pero yo te acepté. ¿Cómo podrías hacerme algo tan despreciable? ¡Eres una bestia!

Una de las chicas que estaba al fondo dijo.

—¿Qué? ¿Tomar fotos a hurtadillas? ¡Eso es enfermo!

Fang Jinsheng le apuntó a Qin Ming y dijo.

—Es Qin Ming. Me estaba preguntando por qué venía tan tarde hoy, resulta que ya estaba aquí y le estaba tomando fotos a la presidenta por debajo de su falda.

Pero notó que Nie Haitang había sido muy amable con Qin Ming cuando estaban en el cuarto VIP en el Restaurante Qin la noche anterior.

Todos estaban expresando su desprecio por el olor de él excepto ella. Incluso se quedó con Qin Ming y lo cuidó cuando estaba ebrio.

Por ende, Fang Jinsheng se sentía muy celoso.

«¿Cómo es que un perdedor que tiene que trabajar en empleos de medio tiempo para mantenerse puede ganar el favor de mi diosa? Yo provengo de una familia adinerada. Aunque no soy muy rico, al menos puedo comprar una raqueta. ¡Si Qin Ming puede llamar su atención, entonces yo también!».

El corazón de Fang Jinsheng estaba lleno de indignación. Se le acercó y dijo.

—Nie Haitang, Qin Ming es un hipócrita. Le tomó fotos a hurtadillas a Zhang Qingqing, pero no lo admite. Es horrible. Además, le ha estado tomando fotos furtivamente a las chicas en sus dormitorios. No solo es pobre, sino que también es un degenerado sin sentido de la moral ni de la decencia.

—¡Eso es imposible! Qin Ming no es de ese tipo de personas. ¿Podría ser un malentendido? —exclamó ella.

Fang Jinsheng alzó su voz y dijo.

—No, no lo es. Tenemos pruebas y testigos, además ya fue sometido. Lo más seguro es que reciba un castigo por parte de la universidad.

Nie Haitang vio que Zhang Qingqing estaba roja de ira. No pudo evitar preguntarse si Qin Ming habría comprado la cámara después de haber obtenido dinero por sus acciones y entonces les habría tomado fotos a hurtadillas a algunas chicas para desquitar su frustración debido a su ruptura.

Entonces se le acercó a Zhang Qingqing y le preguntó.

—Qingqing, ¿qué sucedió?

—Qing Ming es un rufián sin vergüenza. Me tomó fotos a hurtadillas y tiene pensamientos indecentes sobre mí. ¡Vaya! Debería de ver su miserable reflejo en el espejo. Toma autobuses y come comida barata. ¡El infierno se derretiría antes de que él tuviera alguna oportunidad conmigo! Solo merece sostener mi bolso.

Los miembros del equipo de bádminton seguían presionando a Qin Ming con fuerza contra el suelo. Pero él alzó su cabeza para explicarle.

—Esto es un malentendido, no te tomé ninguna foto.

Fang Jinsheng lo contradijo en voz alta.

—¿Aún quieres discutir? La evidencia está aquí. Presidenta, ¿por qué no revisas las fotos de la cámara? Je, je, ¿todavía tienes algo más que decir? Qin Ming, estás en graves problemas.

Fang Jinsheng estaba lleno de júbilo. «¡Esta es una oportunidad de oro! Por fin tengo algo que puedo usar contra Qin Ming, Nie Haitang dejará de sentir cualquier cosa por él y la presidenta lo expulsará del club de bádminton. Ya no tendrá la oportunidad de acercarse a mi diosa. Por el contrario, tendré mayor oportunidad de ganarme el corazón de Nie Haitang».

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