~Scarlett~
No creo que le vaya a gustar lo que va a decir Ava.
Me sorprendió saber que Jack tenía una idea de lo que escondía Ava. Él siempre ha sido muy calculador y dudo que deje que alguien lo engañe, ni siquiera su propia hija.
Pero no creo que mamá sepa nada de esto. Para ella, Ava es su preciosa hija, un angelito que no mata ni a una mosca. Y por horrible que sea Jack, hay algo que no puedo negar de él, ama profundamente a su esposa.
Supongo que no debería sentir pena por mamá, más bien debería envidiarla. Quizá conoce toda la verdad, pero es feliz viviendo en su pequeña burbuja donde todo es perfecto. No tiene por qué sentirse mal por tener a una niña en su casa solo para que le done sangre a su hija, porque su esposo le dijo que la niña era una huérfana que necesitaba ayuda.
No tiene por qué saber que su propia hija le contó la horrible verdad a la huérfana sobre su adopción, porque Jack dijo que fue solo un accidente, sin importar lo que yo dijera. No tiene que sentirse mal por mantenerme aquí como a una prisionera, porque, aunque no me quiera tanto como a Ava, también 'se preocupa' por mí, y así puede pretender que es solo una mamá amorosa, desesperada por tener a todos sus hijos cerca.
Solo tiene buenas intenciones.
Su bondad fue lo que más me dolió cuando salió a la luz la horrible verdad. Me dolió darme cuenta de que nadie en la familia me había querido, y aun así no podía recriminarle nada a esta mujer inocente. A veces me pregunto qué es peor: un corazón malvado o una mente incapaz de reconocer la maldad.
Al menos contra la primera, podría intentar defenderme. ¿Pero contra la segunda? No sabes qué tan profundo estás hasta que te ahogas.
—Las dejaré un tiempo a solas —dijo mamá, dándome otro abrazo. Pude sentir que sus palabras le salieron del corazón. Que Ava y yo nos lleváramos bien había sido su deseo por años, y hoy veía el primer rastro de esperanza.
—¡Jack! —dijo mamá soltando la manzana sobre la mesa y esperó a su esposo en la puerta, lista para reclamarle. Jack entró a regañadientes, y al pasar entre Ava y yo, dijo:
—Pórtense bien con su hermana.
—¡Abre la puerta! —exigió Ava. Suspiré, abriendo más la puerta para que ella también viera a sus padres. Los Fuller me miraron un poco confusos, pero al recordar dónde estaban, mamá me sonrió para alentarme y Jack Fuller apartó la mirada.
Siempre me ha mirado así, incluso desde que era muy pequeña como para entenderlo. Pero no sé qué podría hacer que un hombre rico, poderoso y decidido como él, odie o le tenga miedo a una niña que solo lo veía como su padre.
—¿Qué le dijiste a Sebastián? —la voz tan agresiva de Ava me hizo volver a la realidad, sacándome de mis tristes recuerdos.
—¿Qué? —Quedé extrañada. No le había dicho nada malo, solo 'firma esos malditos papeles'.
—¡Le dijiste la verdad, ¿cierto?! —Ava se quedó mirándome fijamente, se le notaba la rabia que tenía — ¡¿Si no, entonces por qué vendría a preguntarme si sería capaz de comprar tu vida?!

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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico