~Scarlett~
Ahh! ahora todo tenía sentido. Con razón Ava quiso contactarme, aunque eso significara fingir frente a mamá que todo estaba bien entre nosotras. Entró en pánico porque creyó que Sebastián se había dado cuenta de sus verdaderas intenciones.
Espera, no, en realidad no tiene ningún sentido.
Eso no va con él. ¿No debería estar dándole una paliza a Liam Ryan por ensuciar el nombre de su angelito perfecto?
¿Y en serio después de todos estos años, Ava cruzó un límite que ni siquiera alguien tan cegado por el amor como él pudo ignorarlo?
Ahora sí me estaba divirtiendo. Ver a Ava cagada del miedo... eso sí me gustaba.
—Pues como dijiste que te daba igual si le contaba la verdad, porque él igual te iba a seguir queriendo —le dije, inclinando un poco la cabeza— Aquella noche cuando me presumiste el anillo y me contaste cómo te pidió matrimonio, ¿te acuerdas? Hasta me retaste a que fuera y se lo contara.
—¡Hijueputa! —gritó Ava, aunque trató de mantener la cara seria. Volteé a ver a mamá, y de repente cambio su expresión de odio.
—Te voy a ayudar a salir de la ciudad —dijo Ava— Divórciate de él y yo me encargo. Incluso podría ayudarte a encontrar a tus padres biológicos. Sé que has estado metiéndote al estudio de papá a escondidas.
—¿En serio? O sea, ya me la hiciste una vez —me reí, sin caer en su trampa esta vez— Llevas toda tu vida tramando cosas, ¿y esto es lo mejor que se te ocurre cuando te das cuenta de que lo estás perdiendo? No puedes tapar el sol con un dedo, hermanita.
Estoy segura de que, si Ava organizara mi escape, el avión se estrellaría. Una vez que te joden, aprendes a ser más cuidadosa y no volver a caer en trampas tan estúpidas.
—Ya no quiero irme de la ciudad —dije, disfrutando cómo se preocupaba y se ponía aún más roja de la rabia— Me quiero quedar a ver cómo tu maldad empieza a salir por debajo de esa piel que me robaste, y también quiero ver cómo se esfuma todo eso que conseguiste a punta de trampas.
—¿Que yo te robé? —por fin se quitó la máscara. Su cuerpo se tensó como la víbora que era— ¡Tú nunca deberías haber existido! Te metiste entre mis papás, viviste una vida lujosa que no te merecías, ¡y encima te metiste con un hombre que está muy por encima de ti! ¡Tú eres la ladrona, y no serías nadie si no fuera por mi familia!
La versión antigua de mí se habría puesto a pelear con ella. Pero ahora solo veía lo estúpida que fui, porque nunca tuve derecho a pelear por el cariño de su familia.
—Fuiste tú la que me robaste. Me jodiste la vida durante años y me trajiste aquí para matarme. Me metí en tu familia, sí, pero te salvé la vida más de mil veces, y fue mi médula ósea la que te curó, Ava Fuller —me desahogué, y sentí una paz al decirle la verdad— No voy a ir a la policía a decir que me pusiste una trampa para matarme, pero este es el favor que te debía.
Ya estaba harta de los Fuller. Y esta vez, hablaba muy enserio.
—Mamá, me voy a la casa —le dije, dejando a Ava en la habitación, quizá esta sería la última vez que le decía así— Ava más o menos se disculpó... y la perdoné. Igual no fue su culpa.
Ella era una víctima más de las cagadas de Jack Fuller. Todo había sido una gran mentira y me dolió porque me la creí. Pero al final, no perdí nada que fuera realmente mío.
Ahora sí podía seguir adelante.

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