~Sebastián~
No es la primera vez que me asaltaba esta duda.
Scar se parecía mucho a la chica que había salvado... más que Ava. No en su apariencia, sino en su forma de ser. Creo que lo noté incluso antes de que mencionara lo del divorcio. Pero no quise aceptar que fuera ella, porque en ese tiempo era la que maltrataba a Ava, así que Scarlett no podía ser aquella chica tan dulce.
La miré a los ojos y no vi ni una pizca de culpa por mentir.
La decepción me invadió.
—¿Qué ella... qué? —pregunté, parpadeando para reiniciar mi mente. ¿Ava mostró un video de eso? Yo ni siquiera sabía que iba a proponerle matrimonio ese día, y estaba seguro de que Ava no había grabado ningún video.
Era ridículo cómo todos pensaban que estaba enamorado de Ava, cuando entre tantas mujeres, nunca salí con ella.
El guion de Scar se armaba de forma tan romántica e ideal, pero la verdad era que Ava y yo habíamos estado en las mismas escuelas, pero nunca al mismo tiempo. Incluso, la primera vez que vi a Scar fue cuando visité a Ava, ambas apenas habían empezado el bachillerato, mientras yo ya me estaba graduando de la universidad.
Nunca había visto a Ava como una mujer antes de eso. Era solo una niña, una hermanita que juré proteger. Ella decía que no era feliz en su casa, y yo trataba de hacer que estuviera bien, al menos durante mis visitas.
No sabía cuánto de eso podía creer ahora. Pero sí recordaba haber visto a Scar aquí y allá, usualmente como el personaje en la escena que acababa de ver, a un lado escondida, yo creía que lo hacía de chismosa. Pero ahora que lo pienso, esos eran justo los momentos en los que Ava me recordaba lo astuta y malvada que era su hermana adoptada.
Ahora, ya no veía su curiosidad como maldad.
Antes, era muy joven, muy bobo y no lo entendía, pero ahora...
—¿Desde hace cuánto te gustaba? —le pregunté a Scar, solo para darme cuenta de lo poco que sabía sobre ella— Nunca te pregunté, pero... ¿por qué te gusté?
Casi no hablé con ella antes de que pasara al bachillerato, ni pasé mucho tiempo con ella después. Me sorprendió cuando me dijo que le gustaba, justo antes de exigirme matrimonio. Estaba tan en contra de esa idea, que lo tomé como un chantaje descarado, del que nunca me importó saber la razón.
Scar me miró con calma, y en ese momento me di cuenta de lo ridículo que puedo llegar a ser.
—Perdón...
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico