Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico romance Capítulo 180

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~Scarlett~

Temblando con el traje de Sebastián en sus hombros, Ava se tropezó de nuevo en los brazos de Jack Fuller, junto a ella estaba Damian Vanderbilt. Los tres me ignoraron mientras le hacían señales a Sebastián para que los siguiera. Pero ninguno de ellos dijo que habría algún castigo por mi supuesto crimen.

Esta fue la consecuencia más leve que había tenido por lastimar a Ava. No estaba acostumbrada a esto.

Los seguí, nerviosa, incierta de hacia dónde iba todo esto. Finalmente, cuando llegamos a la elegante puerta de la casa, Jack Fuller se detuvo frente a mí, bloqueando mi camino. Ava me miro como si ella fuera la pobrecita y yo la malvada, antes de ponerse entre los brazos de Damian Vanderbilt.

Mi sentencia sería aquí.

—¿Sebastián? —murmuró Ava, mirándolo con la esperanza de que aceptara — Vamos a cenar. ¿Quieres acompañarnos?

Antes de que Sebastián pudiera responder, Jack Fuller la miró mal.

—Éntrale, Ava.

Ava se estremeció ante el tono serio de su padre, luego se fue con Damian Vanderbilt, mirando hacia atrás con una sonrisita. Miré a Sebastián y él me miró de vuelta. Aparté la mirada antes de poder ver sus ojos. No estaba muy segura, pero creí haber oído un leve suspiro.

Lo entendería si estaba molesto conmigo.

Ava era importante para él, aunque esperaba que eso pronto cambiara, y yo la acababa de tirar a un lago frio y lodoso. Necesitaba contarle sobre el plan de Ava y Jack Fuller. Necesitaba decirle todo lo que había estado guardándome.

—La fiesta de cumpleaños de Ava es en dos días —dijo Jack Fuller después de que Ava se fuera, con un tono pesado y bajo— Espero que puedas venir, al menos esta vez.

¿Justo después de que tiré a su querida Ava al lago, Jack Fuller me estaba invitando a la fiesta de cumpleaños de su hijita? ¿Por qué?

Miré a Sebastián, dándome cuenta de que en realidad estaba invitando a mi esposo. Jack seguía siendo el mismo de siempre, que le da a su hija todo lo que ella quiera, incluso si es el esposo de otra mujer.

—Lo intentaré. Pero incluso si no puedo ir, Sebastián sí lo hará.

Sebastián no atino a decir nada.