Perspectiva de Scarlett
La estructura del edificio se parece la de un hotel. El elevador está en el centro, rodeado por dos filas de habitaciones pequeñas. Estábamos en una de las habitaciones interiores, y la luz que vimos provenía de una habitación exterior.
No supe de esto hasta que Liam me sacó a mí y a Ava de la habitación, atravesando un pasillo sumamente oscuro, y llegó hasta un enorme agujero en el centro del edificio.
El hueco del elevador sin terminar parece la boca de un monstruo al acecho, esperando que caigamos dentro.
El espaldar de nuestras sillas está a centímetros del borde. No me atrevo a moverme, girar ni mirar el abismo detrás de mí. El vértigo ya me está mareando.
Voy a vomitar...
"¿Estás asustada?" Liam sonríe burlón. "No estabas tan pálida cuando te subí con esa polea desde el agujero detrás de ti".
Giro ligeramente la cabeza y veo algo que solo puedo describirlo como un proyecto escolar de manualidades: ¡unas ruedas y una cuerda! No puedo creer que este loco me haya subido con eso. ¡De verdad está loco!
Ava rompe en llanto.
"Ah, ella sí recuerda." Liam suelta una risa aterradora. "Estaba bien despierta cuando la subí".
¿Debería agradecerle que me haya dejado inconsciente entonces?
"No se preocupen. Ninguna volverá aquí después de hoy... por diferentes razones. Yo..." Los ojos de Liam brillan de locura, pero de pronto se clavan en una dirección. Una sonrisa grotesca se extiende en su rostro: "Al fin llegaste. Te he estado esperando."
Sebastián llegó.
Subió corriendo hasta el piso 17. No está jadeando, pero su camisa está desabrochada y su rostro brilla por el sudor bajo la luna.
Sé que no vino por mí, pero ver un rostro familiar me hace llorar.
Se acerca lentamente, y siento que he vuelto a aquel día, cuando yo era solo una niña de siete años, perdida en el bosque. Él era así mismo, vestido con su pequeño traje de niño, todo serio, su rostro cubierto de sudor y barro, pero nada de eso podía eclipsar la sonrisa en su rostro cuando extendió su mano hacia mí, y me dijo...
"Así que amas más a tu amante", avanza hacia Ava con un cuchillo. Sebastián se apresura, pero Liam le grita: "¡No te acerques, o la lanzaré al vacío!".
Sebastián se detiene, con las manos en alto: "No me moveré, pero te equivocas. ¡Ella no es mi amante! Solo quiero evitar que una inocente muera por un malentendido."
Liam dudó. Incluso yo, para ser honesta, de no saber la verdad, caería ante la sinceridad de Sebastián.
"Te he estado siguiendo durante un tiempo." Liam se negó a dejarse engañar tan fácilmente. Agarra amenazantemente el cabello de Ava y le replica a Sebastián: "Siempre estás con ella. En centros comerciales y restaurantes elegantes. En todos lados... Y antes de que me digas que ustedes solo son amigos, debes saber que siempre la llevabas al hospital. ¿Los amigos hacen eso? ¿Especialmente cuando uno de los dos tiene una esposa?"
Un resoplido amargo escapa de mí.
Saberlo es una cosa, oír la confirmación es otra.
"Scar..." murmura Sebastián, mirándome con ojos profundos.
¡Qué irónico! La mirada más tierna de mi esposo surge cuando finge amarme más a mí para salvar a mi hermana.

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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella Aceptó el Divorcio, Él entró en Pánico