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Entre la Pasión y el Olvido romance Capítulo 4

Pamela se quedó completamente paralizada.

Apretó los labios hasta que se le pusieron blancos, y soltó con voz temblorosa:-

—¿Eso es lo que quiere Ginés?

—Así es.

La verdad, Miguel nunca había sentido simpatía por Pamela. A pesar de que ella era dedicada y su capacidad en el trabajo no estaba nada mal, todos sabían que se había valido de artimañas para meterse en la cama con Ginés y forzarlo a casarse.

Ese tipo de mujeres le daban asco.

—El señor Leyva dijo que hoy no puedes ir a ningún lado. Tienes que quedarte hasta que todo el escándalo baje.

Miguel se cruzó de brazos y soltó de golpe:

—Si no puedes con eso, en LS no mantenemos a nadie de adorno.

Pamela entendía, aunque le dolía aceptarlo, que Ginés nunca la había tenido en su corazón.

Pero ni en sus peores pesadillas pensó que, justo cuando estaban por divorciarse, le haría pasar por esto.

Ahora, ella, la esposa “oficial”, debía encargarse de limpiar el desastre de la amante, y encima de cosas que todo el mundo sabía que eran ciertas.

Un coraje intenso le subió por el pecho, le apretó los pulmones y sintió una punzada aguda en el vientre. Se sujetó de la mesa para disimular el dolor, y con una mezcla de burla y resignación, miró su gafete de trabajo.

Lo tomó, enrolló la cinta entre los dedos.

—En LS no mantienen a nadie de adorno, tienes razón —dijo en voz baja, dejando el gafete sobre la mesa con un sonido seco—. Renuncio.

La noche anterior, al mismo tiempo que preparaba el acuerdo de divorcio, ya había mandado su carta de renuncia.

Quizá el trámite era complicado y por eso Ginés aún no lo sabía, pero de lo que sí estaba segura era que hoy no pensaba hacerse cargo del asunto de Dana.

—Por favor, dile al señor Leyva que no me busque más para nada relacionado con Dana. Que le encargue ese trabajo a alguien más. LS es enorme, seguro no les haré falta.

Miguel se quedó boquiabierto un instante.

¿Pamela renunciando?

¿De verdad iba a dejar el trabajo que le permitía estar cerca de Ginés?

Pensándolo bien, tal vez era otra de sus jugadas, una de esas estrategias para llamar la atención de Ginés y hacerlo regresar.

Con mil dudas en la cabeza, Miguel subió a la oficina del último piso.

Ginés tenía la agenda llena y estaba por salir para reunirse con Pablo de Tecnología Brillante.

—Señor Leyva, aquí está el contrato de Donglin. Échale un ojo, por favor.

Ginés hojeó los papeles con rapidez y preguntó:

—¿Cómo va lo de Danita? ¿Ya resolvió el área de comunicación?

Miguel titubeó y respondió:

Capítulo 4 1

Capítulo 4 2

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