Si en aquel entonces ella hubiera continuado profundizando en su carrera soñada, probablemente habría terminado en la industria de la ingeniería aeroespacial.
Los drones se habían convertido en uno de los logros tecnológicos más importantes de la época, con aplicaciones en el ámbito militar, civil y agrícola.
En su momento, la razón por la que su maestro accedió a escribirle una carta de recomendación para un instituto de investigación fue porque Pamela había diseñado y dirigido la parte técnica del dron U.N., logrando combinar largo alcance, alta capacidad de carga, gran velocidad, operación automatizada y superar barreras tecnológicas que parecían imposibles. Ahora, su creación ya era utilizada por las fuerzas armadas en situaciones reales.
Dentro del círculo, Pamela ya era considerada como alguien que había llegado al máximo nivel.
Pero el matrimonio la había desgastado, física y emocionalmente. Ahora, tan joven, enfrentaba un diagnóstico de cáncer y ni siquiera sabía cuánto tiempo le quedaba.
Aun así, comprendió una verdad ineludible.
Al final de cuentas, uno debe ponerse a sí mismo en primer lugar y vivir por y para uno mismo.
Incluso si no lograba curarse, Pamela quería aprovechar el tiempo que le quedaba para no dejarse ningún pendiente.
Su mayor deseo era...
Regresar a su campo, profundizar en su propio sueño.
Aunque Jimena no entendía mucho de tecnología, en Tecnología FI había gente de alto nivel.
Jimena ponía el dinero y el otro equipo aportaba el talento y la investigación. En estos años, Tecnología FI se había vuelto una de las empresas más prometedoras de Clarosol, como una especie de caballo negro del que todos hablaban.
Su reputación iba en ascenso.
Sin embargo...
—Ya sabes, cuando decidí casarme, él se negó a seguir tratándome. Él es quien manda ahora en Tecnología FI, y no estoy segura de que acepte trabajar conmigo —Pamela bajó la voz, con cierta amargura.
El padre de Higinio había sido quien le escribió la carta de recomendación a Pamela en su época universitaria. Tanto padre como hijo habían apostado por ella, invirtiendo tiempo y esperanzas, convencidos de que llegaría lejos e, incluso, sería motivo de orgullo nacional.
Pero tras casarse, Pamela los había decepcionado.
Jimena, incómoda, se rascó la cabeza.
—Higinio tiene la boca dura, pero el corazón blando, tú lo sabes. Un día de estos hago una reunión y se lo planteamos. No creas, él también te extraña.
Pamela forzó una risa amarga.
Si aquel día Basilio no hubiera buscado su propio beneficio, obligándola a acostarse con Ginés y luego amenazándola hasta que abandonó todo lo que amaba...
Quizá ahora tendría una vida completamente distinta, brillante y plena.
El celular de Pamela vibró. Era una llamada de Soraya.
Pamela frunció el ceño y decidió rechazar la llamada.
Estando a punto de divorciarse, ya no sentía obligación alguna hacia Soraya.
Pero Soraya insistió con una terquedad caprichosa, llamando una y otra vez.
En la quinta llamada, Pamela, conteniendo la molestia, contestó.
—¡Qué fastidio! ¿No ves que soy yo la que te llama?
—¿Necesitas algo?
—Hay junta de padres a las diez, ve tú en lugar de mi hermano. Si alguien pregunta, di que eres la empleada doméstica, ¿entendiste?
Ahora que su hermano y Dana ya eran públicos, Soraya no quería que la gente se hiciera ideas raras sobre Dana.
Pamela apretó los labios, hablando con calma.
—No soy tu mamá, tampoco sigo siendo tu cuñada. Puedes pedirle ayuda a tu tutor. Y otra cosa...
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