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Entre la Pasión y el Olvido romance Capítulo 6

Pamela cruzó su mirada con la de Hugo. Él la observaba con una media sonrisa, como si fuera un espectador ajeno, esperando verla titubear.

Ella apretó los dedos alrededor del regalo que llevaba; la última chispa de esperanza en su corazón se extinguió por completo.

Sin apartarse ni un centímetro, le sostuvo la mirada, justo como él quería.

—Sí, buenas tardes, señora —dijo Pamela, con la voz tan tranquila que por dentro dolía.

Violeta, agarrada del brazo de Hugo, sonrió aún más y se acurrucó contra él, como si fuera su mayor tesoro.

Hugo se detuvo un momento, le lanzó una mirada a Pamela, y luego bajó la cabeza para rodear a Violeta con el brazo y llevársela a la sala principal.

...

—¿Y tú qué te crees, muy digna? —Perla se le acercó a Pamela con una sonrisa burlona—. Mi hermano ya no se fija en una mujer casada.

—Mira, ayer el señor Leyva celebró el cumpleaños de esa tal señorita Sabín. ¿Sabes quién es? Una doctora en ingeniería aeronáutica, la que todos los empresarios están buscando. ¿Tú crees que una simple ama de casa que nomás sabe cocinar y calentar la cama puede competir con eso?

—¿O será que ya te viste a punto de que te saquen de la casa con todo y maletas, y ahora sí te acuerdas de agarrarte de la familia Zaldívar?

Pamela sentía que esa maldita boda había sido el chisme de todo el mundo. Nadie perdía oportunidad de reírse en su cara...

Sintió un nudo en el pecho. Dejó el regalo que tenía en la mano sobre la mesa.

—No te preocupes, pase lo que pase en mi vida de ahora en adelante, no tendrá nada que ver con la familia Zaldívar. Al final, yo soy una Vívez —contestó Pamela, con la cabeza bien en alto.

Se fue sin mirar atrás.

Quedarse solo significaba seguir tragando veneno.

...

—¿Ya se fue? —preguntó Basilio al salir del pasillo lateral, justo a tiempo para ver la silueta decidida de Pamela alejándose. Su expresión se endureció.

Perla, todavía digiriendo la escena, empezó a quejarse:

—Papá, ¿viste cómo se comportó? Ni respeto a la familia Zaldívar, ni mucho menos a ti. Ya verás, señor Leyva tarde o temprano la va a dejar.

Después de estos tres años, Basilio ya había entendido que Pamela nunca logró ganarse el corazón de Ginés. Salvo la primera vez, cuando por casarse con ella pudo aprovecharse de los beneficios de la familia Leyva, después la familia Zaldívar había tratado de apoyarse en los Leyva para varios proyectos y nunca recibieron nada. Ginés nunca tuvo a su suegro en cuenta, ni una vez.

¿Y todo por culpa de Pamela, por no saber ganarse a su marido?

Ni siquiera pudo conquistar el cariño de su esposo. ¿De qué servía entonces?

Basilio apretó la mandíbula, miró con desdén a Perla y soltó:

—Ya no eres una niña. Si Pamela no sirve para nada, yo buscaré la forma de que tú te hagas notar ante el señor Leyva.

Perla entendió perfecto lo que quería decir.

Capítulo 6 1

Capítulo 6 2

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