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Espejismos de Amor romance Capítulo 9

Alberto era uno de esos hombres que parecían estar en la cima de la pirámide: lo que comía, vestía o usaba, todo reflejaba un gusto exquisito y una exigencia casi imposible de igualar.

Para estar a la altura de él, Keira se esforzó en aprender de todo un poco. Nada le resultaba suficiente, y siempre buscaba cómo mejorar. Cuando nació Daniel, su único pensamiento era convertirse en una mejor mamá y poder cuidar de su hijo como él se merecía.

Durante el embarazo, Keira perfeccionó sus habilidades en la cocina. Aprovechó también su buen ojo para los detalles y convirtió la casa en un hogar cálido y lleno de vida, decorando cada rincón con dedicación. Todo estaba limpio, reluciente, casi como si el tiempo se hubiera detenido allí. Pero, aunque Keira hacía todo con esmero, Alberto siempre encontraba algún pretexto para no volver temprano a casa.

En cambio, Daniel era quien más valoraba sus esfuerzos. No solía escatimar en halagos sobre los platillos de su mamá y, para él, no había nada mejor que la comida preparada en casa. La comida de afuera ya no le sabía igual.

Keira llegó a pensar que, sin ella, Daniel ni siquiera podría sentarse a comer tranquilo. Pero cuando dejó de prepararle desayuno y comida por dos días seguidos, Daniel tampoco la buscó ni le preguntó nada. Ni un mensaje. Ni una llamada. En ese momento se dio cuenta de que, quizás, había sobrevalorado el lugar que ocupaba en la vida de su hijo.

Justo entonces, su teléfono vibró. Era una videollamada de Joaquín.

De golpe, Keira recordó algo importante: hacía casi medio año que Joaquín no le pedía dinero.

Joaquín no podía hablar, pero había formado un equipo de personas sordomudas apasionadas por la animación y juntos estaban produciendo una película animada. Cuando se quedaron sin fondos y parecía que todo terminaría, Keira los apoyó económicamente. Ella no pudo cumplir su propio sueño, así que decidió ayudar a quienes sí seguían luchando por los suyos.

Keira contestó la videollamada y, usando lenguaje de señas, le preguntó a Joaquín si necesitaba más dinero.

Joaquín agitó rápidamente las manos y le respondió en señas:

—No, no, no. El dinero todavía nos alcanza. Hoy un amigo me contó que te vio en el hospital hace un par de días. ¿Te sientes mal? Queremos ir a verte.

Hace dos días, Keira había ido por sus resultados del chequeo médico.

Sabía que el equipo estaba de cabeza con la posproducción de la película y no quería que se distrajeran por su culpa. Le sonrió a Joaquín y le respondió con señas:

—No se preocupen. Solo fue un chequeo de rutina. Estoy bien. Cuando terminen su trabajo, yo los invito a comer.

Platicaron un rato más y después colgaron.

Keira guardó el celular y, de pronto, la realidad la golpeó: el cáncer seguía ahí, como una sombra que no la dejaba en paz.

Capítulo 9 1

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