Esposa Pecadora romance Capítulo 1149

'Papito'.

La palabra se balanceaban en la visión nublada por las lágrimas de Jeremy. Se reflejaron en sus ojos oscuros y atravesaron su corazón.

Lillian le dedicaba una sonrisa genuina mientras lo miraba fijamente con los brazos levantados en el aire.

Estaba esperando. Esperaba que Jeremy aceptara el cuadro que había dibujado. Esperaba que Jeremy viera la palabra "papito" que ella misma había escrito.

En el papel, estaban las figuras de los cinco que formaban su familia.

La única hija de la familia llevaba de la mano a un hombre distinguido y lo estaba mirando mientras le llamaba “papito”.

Ella por fin le llamaba papá.

Ella por fin comprendió que era su padre biológico.

Ella no podía hablar, pero el dibujo era un claro testimonio de su deseo de llamarlo padre.

La nuez de Adán de Jeremy se balanceó mientras se obligaba a reprimir las ganas de llorar.

Ante la mirada expectante de Lillian, Jeremy se dio la vuelta y se marchó.

Su huida borró la sonrisa de la carita de Lillian mientras la desesperación empezaba a sustituir la esperanza en sus grandes ojos.

Madeline no comprendió las acciones de Jeremy. Solo pudo inclinarse para abrazar a la decepcionada princesa.

"Lillian, mamita es una princesa perfecta, está bien", la consoló Madeline a pesar del dolor punzante en su corazón.

Mirando el diligente dibujo de la niña, Madeline supo que la niña entendía.

Sabía que Jeremy era su verdadero padre.

Sin embargo, hasta que no pudiera superar el miedo psicológico, no sería capaz de llamarlo su padre por sí misma y los dibujos eran todo lo que podía dar.

Aun así, Jeremy seguía ignorándola.

"¿Qué le pasa a papito, mamita? Lily dibujó tan bien, pero ¿por qué papito ni siquiera le echó un vistazo?”, preguntó Jackson después de acercarse.

Mirando a las dos pequeñas figuras, el corazón de Madeline se suavizó. Sin embargo, se apretó con alivio y pesar al mismo tiempo.

Estos dos niños nunca habían tenido la oportunidad de tener la clase de infancia despreocupada que otros niños tenían. No pudieron disfrutar del amor de sus dos padres al mismo tiempo.

A Madeline se le encogió el corazón. ‘¿Deben mis hijos vivir la misma infancia horrible que yo tuve?’. Al mirar el dibujo que tenía en sus manos, a Madeline le dolió el corazón.

Tomó el dibujo y se dirigió al patio.

Buscó alrededor y encontró a Jeremy de pie junto a los parterres. De espaldas a ella, el hombre parecía limpiarse la comisura de los ojos.

Al encontrarlo extraño, Madeline aceleró el paso y caminó hacia el hombre.

Al oír sus pasos, Jeremy se dio la vuelta.

Bajo la fría luz plateada de la luna, las atractivas facciones del hombre se mostraban tranquilas, como si todo lo ocurrido un momento atrás no tuviera nada que ver con él.

Madeline no se enfadó en absoluto al encontrarse con la expresión indiferente que llevaba el hombre. Dijo con un tono tranquilo: "Si todavía te cuestionara y dudara de ti a estas alturas, Jeremy, entonces creo que no te merecería en absoluto".