Esposa Pecadora romance Capítulo 1463

Ella siempre se imaginaba la escena de su reencuentro con Jeremy. Sin embargo, no esperaba ver al hombre que amaba y a la mujer que se hacía pasar por ella en una situación así. Recién habían recogido a los niños del colegio y paseaban alegremente por las calles concurridas.

Madeline sintió como si le hubieran abierto el corazón de golpe y el frío viento de otoño penetrara en él.

Cuando vio a Jeremy y a aquella mujer llevar a Jackson y a Lillian de la mano para cruzar la calle, Madeline levantó de repente la mano y bajó la ventanilla.

"Jeremy".

Ella no pudo evitar gritar su nombre. Sin embargo, la voz que salió de sus labios sonó tan ronca como la de un fumador empedernido. En ese momento, ella estaba completamente aturdida.

Aun así, era como si Jeremy hubiera percibido o escuchado algo. Miró en dirección a Madeline, pero en ese instante, Madeline desvió la mirada con pánico y subió rápidamente la ventana.

Estaban separados por la ventanilla, pero Madeline podía sentir que su rostro se calentaba tanto como si el fuego le estuviera quemando la cara.

Ella podía sentir ligeramente la mirada que le resultaba familiar. Sin embargo, no se atrevió a darse la vuelta.

El semáforo se puso en verde en ese momento y Madeline vio pasar la alta figura de Jeremy por el rabillo del ojo.

En ese momento, sintió como si su cuerpo hubiera sido apuñalado por algo afilado. Sus ojos se habían puesto rojos, pero se obligó a no llorar.

Aquel hombre tenía razón. Ponerse triste era lo más inútil del mundo. Ella solamente vería la esperanza y la luz si se enfrentaba a las cosas con valentía.

Madeline llegó a la puerta de la mansión Jones en el taxi.

Al bajar del coche, vio que las puertas estaban bien cerradas.

El viento del otoño tardío no dejaba de atacarla. El viento se sentía como si se estuviera filtrando en su piel y la frialdad se estuviera adentrando en su corazón.

Ella sostuvo la urna y se dirigió a la puerta antes de pulsar el timbre.

Después de un rato, una sirvienta salió a abrir la puerta.

"¿Quién eres?". La criada miró curiosamente a Madeline de arriba abajo. La criada pensó que Madeline era alguien a quien le aterrorizaba el frío porque llevaba una máscara con una bufanda. Además, lo único que podía ver eran sus ojos. Si no fuera así, no tendría razón para abrigarse tanto la cara.