Esposa Pecadora romance Capítulo 1667

Ocho años.

Este número significaba un largo tormento para él.

En contraste con los ocho años, él no sabía por qué este momento lo hacía sentir angustiado.

El rostro tranquilo de Carter revelaba sutiles cambios. Tomó su teléfono para hacer una llamada...

El viento y la nieve se hacían más pesados, y la noche se volvía poco a poco más oscura.

A pesar de eso, Shirley permaneció de pie en el mismo lugar, con los ojos fijos en el estudio que permaneció sin luz todo ese tiempo.

De repente, ella escuchó el sonido chirriante de unos pasos que se acercaban a ella. Era el viejo mayordomo, quien sostenía un paraguas mientras pisaba la fina capa de nieve acumulada para llegar a su lado. El hombre luego colocó el paraguas sobre la cabeza de ella.

"Señorita Jenny, la nieve es cada vez más pesada. ¿Por qué no regresa a casa?", le aconsejó el viejo mayordomo con los ojos llenos de compasión.

Shirley negó con la cabeza. La nieve en su pelo se desprendió y cayó en silencio.

"Estoy bien. Solo quiero quedarme aquí un rato más... ¡Achoo!".

Shirley no pudo evitar estornudar a mitad de la oración cuando el frío se clavó en su piel y la hizo temblar contra su voluntad.

Ella frunció el ceño, sintiendo que su aliento, al igual que sus mejillas, se calentaban.

Viendo que no podía hacer cambiar de opinión a Shirley, el viejo mayordomo le entregó el paraguas. Sin embargo, Shirley negó con la cabeza, rechazando su amabilidad.

"Waterson, deberías regresar primero. Yo... me iré pronto", dijo Shirley en voz baja. Su mirada desolada se desvió del estudio antes de que ella por fin se diera la vuelta.

Ella se acordó de que ella solía ser miembro de esta familia muchos años atrás.

Los criados la habían respetado mucho y se habían dirigido a ella como la Señorita Jenny.

Camille también la había apreciado mucho. Ella había considerado que Shirley era inteligente y que aprendía rápidamente. Además, también podía acompañar a Carter.

Se levantó y salió. En cuanto llegó a lo más alto de la escalera, vio entrar a toda prisa a un guardaespaldas que cargaba con una mujer en brazos.

Sin preguntar, él reconoció a la mujer en los brazos del guardaespaldas de inmediato.

La mirada de Carter se volvió sombría, y su expresión se tornó cada vez más fría.

Él bajó las escaleras. Cada uno de sus pasos parecía constante, ni rápido ni lento.

Cuando el viejo mayordomo vio que Carter estaba bajando las escaleras, se acercó apresuradamente, con el rostro desencajado, y suplicó humildemente: "Señor Carter, la Señorita Jenny ha estado demasiado tiempo de pie afuera. Puede que se haya resfriado. Ya me he puesto en contacto con el Doctor Lane. Me preguntaba si la Señorita Jenny podría quedarse a descansar aquí por esta noche".

Carter apretó sus finos labios, disgustado. "Puesto que ya has actuado por tu cuenta, ¿por qué sigues pidiendo mi opinión?".

El viejo mayordomo se estremeció. "Señor Carter...".

Carter lo ignoró y se enfrentó al guardaespaldas que llevaba a Shirley con fuerza. Con un tono frío, preguntó: "¿Disfrutas cargarla? ¿Se te hace difícil bajarla?".