Esposa Pecadora romance Capítulo 1859

Tan pronto como escuchó eso, Carter se dio la vuelta apresuradamente y se dirigió a la habitación de Shirley.

Sin embargo, a medida que Carter se acercaba a la habitación, los latidos de su corazón se aceleraban cada vez más por la preocupación.

La producción del AXT69 se había destinado originalmente a Madeline.

Contenía un ingrediente aterrador que haría efecto y mutaría al entrar en el cuerpo humano.

Al final, destrozaría el alma de la persona al inducir alucinaciones, obligándole a revivir sus recuerdos más dolorosos y humillantes.

Los pasos de Carter se hicieron más pesados mientras estos pensamientos pasaban por su mente.

Se sentía nervioso, junto con una sensación de pánico sin precedentes.

Temía que, dentro de un momento, él también viera esa versión de Shirley.

Una Shirley indigna que estaba atrapada en sus dolorosos recuerdos.

Los pensamientos de Carter terminaron abruptamente cuando llegó a la puerta del dormitorio de Shirley.

Sintió una ola de peso inexplicable sobre él y, por un momento, se sintió débil.

En medio de la vacilación de Carter, la voz de Shirley salió de la habitación. Ella sonaba confusa y dolida.

“¿Qué le ha pasado a mis piernas? ¿Por qué no tienen fuerza? ¿Por qué?”.

Al escuchar estas palabras, Carter frunció las cejas. Algo no andaba bien.

Él entró directamente a la habitación sin dudar más.

Sin embargo, al entrar Carter, todas las miradas se volvieron hacia él de repente.

Camille tenía las cejas muy fruncidas mientras miraba a Carter con una expresión de tristeza en su rostro. “No parece ser ella misma. Es como si hubiera olvidado todo lo que ha pasado últimamente”.

El corazón de Carter se congeló cuando escuchó eso.

Camille entendió y le ordenó de inmediato a los sirvientes que salieran de la habitación. Cuando se volteó, vio a Ada, que estaba de pie a un lado con una expresión de enojo mientras apretaba los dientes. Tras ver esto, Camille se acercó directamente a Ada y la arrastró fuera de la habitación.

Al cerrarse la puerta, Carter y Shirley se quedaron solos en la habitación.

Shirley parecía un ciervillo asustado en ese momento; la personalidad encantadora y dura que tenía en el pasado había desaparecido.

Ella miró a Carter con sus ojos almendrados llenos de lágrimas.

“Carter, mis piernas...”.

Carter se apresuró a acercarse a la cama. Rodeando con sus brazos los hombros de Shirley, la tranquilizó con ternura: “No tengas miedo. Estoy aquí. Tus piernas se recuperarán pronto, te lo prometo”.

“Pero, ¿qué le ha pasado a mis piernas? ¿Por qué están así de repente? No recuerdo nada, Carter...”.

Carter nunca se imaginó que habría un día en el que Shirley gritaría su nombre así.

Su corazón tembló ligeramente mientras sus brazos abrazaban con más fuerza a Shirley.