Esposa Pecadora romance Capítulo 1876

Mientras se acercaba a ella, el hombre se quitó las gafas de sol y reveló sus rasgos llamativos y galantes.

Felipe miró la foto de Cathy con los ojos enrojecidos y no dijo ni una palabra más durante un tiempo.

A Madeline no le sorprendió en absoluto descubrir que Felipe todavía estaba vivo.

Simplemente se sorprendió al ver a Felipe aparecer en ese momento exacto.

Sin embargo, cuando notó que Jeremy entraba por la puerta, Madeline poco a poco empezó a comprender lo que había pasado.

Jeremy había salido de la casa una hora atrás, diciendo que tenía una tarea importante de la que encargarse. Resultó que había ido a sacar a Felipe.

Felipe reflexionó sobre lo ocurrido unos meses atrás. Había perdido toda esperanza y aceptó la ejecución por arma de fuego tras renunciar a toda oportunidad de apelar.

Luego, sin embargo, Madeline y Jeremy por fin lo persuadieron, y Felipe finalmente entró en razón.

Él había decidido apelar. Eligió vivir en lugar de morir.

Después de eso, el asunto se había manejado discretamente. Aparte de Madeline y Jeremy, nadie más sabía que Felipe había sido condenado a 20 años de prisión.

Mientras estaban en la sala de visitas de la prisión, Felipe había pedido repetidamente que mantuvieran esto en secreto.

Felipe había esperado que él, un sinvergüenza atroz, estuviera realmente muerto para Cathy.

Él no quería causarle más problemas o preocupaciones a Cathy y esperaba sinceramente que Adam y Cathy pudieran tener un final feliz.

Desaparecería para siempre de la vida de Cathy.

Incluso después de cumplir veinte años en prisión, no volvería a verla.

Jeremy no tenía la intención de contarle a Felipe sobre esto, pero Felipe había visto las noticias en la televisión durante la hora del almuerzo y le rogó al director de la prisión que contactara a Jeremy.

A pesar de toda la oscuridad y el dolor que había sufrido, poder permanecer con su amado ya era una bendición para ella.

Dentro de la casa.

Felipe miró la foto de Cathy, completamente perdido en sus pensamientos.

Él recordó su primer encuentro en la playa. El recuerdo permaneció fresco en su mente, pero esa pequeña niña ya no estaba en ese mundo.

Felipe cerró los ojos cuando empezaron a llenarse de lágrimas.

Él encendió una vela, luego se preguntó si el humo de la vela se le estaba metiendo en los ojos cuando las lágrimas comenzaron a correr por su rostro en contra de su voluntad.

Luego se rio. "Quizás Dios había determinado nuestro destino desde el principio. Uno de nosotros tenía que morir".