Esposa Pecadora romance Capítulo 484

Jeremy le siguió la corriente y sonrió, respondiendo: "Sí. Mi esposa y yo queríamos revivir los recuerdos".

Madeline dirigió una mirada de desagrado a Jeremy, a la que el hombre no prestó atención, mientras ayudaba a la anciana a recoger sus batatas y a llevar su cesta.

"Vives cerca, ¿verdad? Puedo ayudarte a llevarlas de vuelta".

"Gracias". La anciana aceptó su ayuda y comenzó a mostrarles el camino.

Jeremy tomó suavemente la mano de Madeline, antes de seguirla.

El intento de Madeline de liberarse de su agarre, fue inútil.

"Seguro que son una pareja cariñosa, viniendo a la costa, a pesar del frío que hace". La anciana miró hacia atrás, con una sonrisa que se profundizó, cuando sus ojos se posaron en las manos entrelazadas de Madeline y Jeremy. "Es usted una mujer afortunada, por tener un marido tan cariñoso. Recuerdo cómo corrió todo el camino, cuando te lesionaste la pierna, hace años; jadeando cuando llegó al centro de salud. Oh, qué preocupado debió de estar. En ese momento supe que los dos acabarían juntos, y tenía razón".

Los labios de Madeline se curvaron, burlonamente, al escuchar estas palabras, mientras miraba a Jeremy.

"Todo lo que ve, es sólo la superficie de la realidad, señora".

"Esta Vieja Señora no ve más que amor y afecto, en los ojos de este apuesto joven, cuando te mira", se burló la anciana, y añadió: "Las peleas son muy comunes, cuando se trata de parejas casadas. Yo también solía discutir con mi difunto marido, todos los días, pero me pareció que el mundo se volvió demasiado tranquilo, en el momento en que él falleció".

"La vida es mucho más corta de lo que crees, así que valora a las personas que tienes delante, ahora".

"Tiene razón, señora. Definitivamente, apreciaré a mi esposa y la haré feliz", se apresuró a decir Jeremy.

La anciana se volvió para mirarlos, con esperanza.

Poco después, el trío llegó a la casa de la anciana.

Madeline aprovechó para zafarse del agarre de Jeremy y despedirse de ella, pero la anciana parecía emocionada por invitarlos a comer.

Al darse cuenta de que Madeline estaba a punto de rechazarla, Jeremy aceptó antes de que ella pudiera hacerlo.

La anciana comenzó a preparar el almuerzo, con alegría. "Mis hijos están en la ciudad y no me visitan muy a menudo. Me alegro de que, por fin, haya alguien que quiera pasar tiempo conmigo, hoy".

Jeremy se dirigió lentamente hacia ella, con una sonrisa encantadora que adornaba su aspecto etéreo.

"Todo lo que quieras hacer, siempre que pueda pasar el día a tu lado".

"Mmm...". Madeline levantó una delicada ceja, ante lo absurdo de sus palabras. "¿Desde cuándo te ha importado lo que yo quiera? ¿Te importaba cuando me quedaba despierta toda la noche, esperando y deseando que volvieras a casa conmigo? ¿Ahora me dices que quieres pasar el día conmigo? Jeremy Whitman, no te sientas tan bien contigo mismo. ¿No te das cuenta de lo superficial que estás actuando?".

Jeremy frunció sus afiladas cejas. "Sí, es superficial. Yo tampoco puedo creer que esté cayendo tan bajo, pero ¿qué otra cosa se supone que debo hacer?".

"No puedo regresar el tiempo. No puedo volver a cuando volviste a mi vida, para poder abrazarte y decirte lo mucho que me gustas".

La luz en los ojos de Jeremy se atenuó, mientras sus hombros se volvían pesados por la tristeza.

De repente, extendió la mano para sujetar los hombros de Madeline.

"Lo hecho, hecho está, Madeline. No puedo obligarte a perdonarme, porque yo tampoco puedo perdonarme a mí mismo. Sería un tonto si creyera que puedes volver a amarme, así que lo único que puedo hacer es que me odies. Al menos así, seguirás conservándome en tu corazón".