Esposa Pecadora romance Capítulo 838

El helicóptero pasó zumbando a los asesinos y desapareció, después de doblar en la esquina.

Felipe se enteró de que Jeremy se había escapado con Madeline, por lo que ordenó a sus hombres que lo siguieran. Sin embargo, después de pasar toda la mañana así, siguieron sin encontrar a Jeremy.

"Jeremy". Él lo llamó por su nombre, con los dientes apretados. "Mientras estés en el País F, no podrás escapar de la palma de mi mano".

Dentro de un hotel en las apartadas afueras de la ciudad, llevaron a Madeline a una pequeña habitación de solo unos veinte metros cuadrados.

La lluvia hacía un ruido sordo en la ventana y Madeline esperaba nerviosa a que el hombre regresara.

Madeline no sabía qué iba a hacer Jeremy. Él había desaparecido por media hora. Por lo tanto, ella comenzó a preocuparse.

Ella quería ir a buscarlo, pero él había cerrado la puerta antes de irse.

En ese momento, ella escuchó el sonido de la puerta abriéndose, así que levantó los ojos para mirar.

Jeremy entró con una expresión tranquila. Él sostenía una caja de comida para llevar y luego la arrojó frente a Madeline.

"Come".

Su tono era frío. Después de él decir eso, se dio la vuelta y llevó algo al inodoro.

Madeline no sabía lo que él iba a hacer, pero entonces, ella reconoció el olor a sangre flotando en el aire.

¿Él estaba herido?

Madeline empezó a preocuparse, al pensar en eso.

Después de un rato, Jeremy salió del baño. Su expresión seguía siendo tan tranquila, como si no pasara nada.

Madeline se quedó pensando un rato. Ella quería utilizar otra forma de ahuyentar a Jeremy. "¿Cuál es el propósito de encarcelarme aquí? Jeremy, tienes la oportunidad de volver a Glendale. Me convertiré en tu carga, si te quedas conmigo".

Madeline pensó que a él le preocupaba que ella se escapara, cuando se duchara, así que la estaba atando a él.

Madeline se quedó sin habla. Sin embargo, Jeremy simplemente se quitó la ropa frente a ella y comenzó a ducharse. Sus oídos se pusieron calientes cuando ella giró la cabeza, mientras escuchaba el sonido de la ducha corriendo.

Aunque ya tenían tres hijos juntos, Madeline nunca antes había visto claramente su cuerpo.

Después de un rato, Jeremy le dijo con frialdad que ellos no tenían gel de ducha y le pidió que le consiguiera uno nuevo del lavabo.

Madeline hizo lo que le dijeron. Ella cerró los ojos para caminar frente a él y le entregó el gel de ducha.

Sin embargo, en el momento en que extendió la mano, Jeremy no tomó el gel de ducha.

Ella abrió los ojos lentamente, confundida. Entonces, Jeremy agarró inesperadamente su mano que estaba suspendida en el aire y la atrajo hacia él.