—¡Andrea, voy a terminar nuestra amistad si no vas! —Nati me amenazó cuando sus intentos de convencerme habían fallado.
«Ugh… Sé que Natalia no lo dijo en serio, pero creo que tendré que ceder a sus peticiones de todos modos.»
Solté un suspiro en señal de rendición al momento que pensé eso.
—Está bien… Iré, ¿de acuerdo? —dije mientras arrastraba mi cuerpo hacia mi armario y me obligaba a cambiarme. Hace unos días hubiera puesto mayor esfuerzo a mi apariencia, pero yo lo consideraba como un desperdicio de tiempo porque suponía que la persona que iba a conocer en la cita no me iba a corresponder de todos modos.
Natalia me acompañó por miedo de que yo fuera a cambiar de parecer; en poco tiempo llegamos al restaurante.
El hombre que iba a conocer en la cita tenía piel clara y un aspecto sofisticado con sus anteojos de marco dorado, con solo eso ya era una enorme mejora a comparación de los otros tipos de las citas pasadas cuando se habla de apariencias.
Natalia me dio un empujón en el hombro y me susurró al oído:
—Nada mal, ¿eh? ¡Te dije que este te iba a gustar!
Como respuesta, nada más le giré los ojos y me mantuve en silencio.
El hombre parecía como un hombre promedio y, a lo mucho, podría considerarse un poco apuesto.
—Que tal, señora García. Mi nombre es Raúl Valdez, soy un abogado. Es todo un placer conocerla.
El hombre extendió su mano con una pequeña sonrisa en su rostro. Estreché su mano por cortesía y le regresé una sonrisa.
—Igualmente, me puede decir Andrea. Trabajo en una compañía de publicidad.
A pesar de que no sentía nada por él, me sentí contenta de cierto modo con su profesión y apariencia. Ese era el caso en especial debido a que yo ya no creía en el amor y el hombre frente a mí era mucho mejor que los otros hombres de las citas anteriores.
Después de conocernos un poco más en el transcurso de la cena, regresé a casa junto a Natalia. Ella estaba tan emocionada que me tomó del brazo y empezó a disparar preguntas tan pronto salimos por la puerta principal.
—¿Y qué opinas de Raúl, Andrea? Es genial, ¿no es así? ¡El hecho de que él sea un abogado lo hace una buena pareja para ti!
—Y sumando todos los detalles físicos, diría que no está mal.
Puede que haya dicho que necesitaba encontrar rápido un novio y casarme, pero la realidad es que no era algo que anticipaba con emoción; la única razón por la que quería casarme pronto era para que mis padres dejaran de preocuparse de mí.
—¿Entonces podría pensar que lo has escogido a él? En ese caso, lo contactaré y los acomodaré para que ustedes dos puedan tener otras citas en el futuro y puedan conocerse mejor el uno al otro.
Natalia se había emocionado mucho al escuchar eso y empezó a hacer planes por mí, yo solo le eché un vistazo y me dirigí directo a mi habitación para poder descansar.
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