En el primer piso del edificio del Grupo Lin, Xu Ruyun se había vuelto loca de ira. La pista del aeropuerto llena de silicona, un olor a pez muerto. Jiang Ning expuso la parte más privada de su vida frente a tantas personas. Su cara seguía roja.
-¡Qué maldito! ¡Vulgar! ¡Es una escoria! -Xu Ruyun no podía dejar de maldecir-. Entonces, ¿el Grupo Lin es este tipo de empresa? ¡Qué decepcionante!
Yu Wei se paró del otro lado y frunció un poco el ceño.
-Señorita Xu, la empresa la trajo aquí para hablar acerca de un proyecto de inversión, entonces no debería de sentirse afectada por sus problemas personales -le dijo Yu Wei con algo de descontento.
-Señor Yu, usted lo vio con sus propios ojos. Los trabajadores del Grupo Lin son deficientes. Uno no puede siquiera llegar a imaginarse lo que esconden entonces en esta empresa. Eso sólo prueba que hay un grave problema con la cultura empresarial en el Grupo Lin y, por lo tanto, no vale la pena que invirtamos -Tomó un gran respiro e intentó calmarse—. Además, conozco muy bien a Lin Yuzhen y estoy segura de que ella no puede manejar esta empresa e incluso si realmente quiere intentarlo, no tiene derecho alguno a hablar de negocios conmigo.
Yu Wei frunció más el ceño. Si la empresa no le hubiera pedido que dejara que Xu Ruyun dirigiera el viaje, él hubiera dicho más cosas. ¿Qué tenía de malo Lin Yuzhen? Después de todo era más bonita que Xu Ruyun.
—Ya que insiste, reportaré entonces todo lo que ha pasado directamente al jefe y veremos qué dice —respondió Yu Wei-. El jefe ha puesto gran énfasis en la importancia de este proyecto y no creo imposible trabajar con el Grupo Lin.
El comentario tomó por sorpresa a Xu Ruyun, quien miró directo a los ojos de Yu Wei. Ella sabía que su estatus no era el ordinario. Aunque él sólo estaba en capacitación en el Grupo Hesheng, sus palabras pesaban más que las de ella, y si él insistía en trabajar con Lin Yuzhen, Xu Ruyun no podría detenerlo.
-Señor Yu, yo misma lo reportaré al jefe.
-Eso sería aún mejor.
Yu Wei se dio la vuelta y arrugó su nariz un poco. Xu Ruyun se puso roja de inmediato y también se giró.
-Señorita Xu, creo que lo mejor es que regrese al hotel y descanse -Yu Wei se montó en su auto-. ¡Ah! Y tome un baño -Yu Wei se fue tras el comentario.
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