Jiang Ning estaba por moverse cuando Lin Yuzhen se volteó hacia él. Estaba enrollada en sus brazos y tenía los ojos bien apretados pero le temblaban las pestañas y tenía el cuerpo rígido.
―¿Qué pasa? Jiang Ning podía sentir que ella temblaba.
Estaba tan nerviosa.
―Estoy… bien.
Lin Yuzhen sabía que él se había estado aguantando durante mucho tiempo y estaba nerviosa y asustada. Pero si era Jiang Ning, podía soportarlo. No quería decepcionarlo.
La habitación estaba oscura, así que Jiang Ning pudo sentir que la respiración de ella se agitaba y estaba muy nerviosa. En ese instante, el deseo se disipó.
―¿Qué pasa? ―Lin Yuzhen se dio cuenta de que él no se movió y preguntó―: ¿No lo estoy haciendo bien?
―No ―respondió Jiang Ning con voz amable―. Quiero tenerte cuando estés lista. Realmente lista.
―Pero… ―Lin Yuzhen sonaba un poco ansiosa―. Yo pensé que me querías tener desde hace mucho.
―Muchacha tonta, ya eres mía, ¿no? No me digas que piensas huir de mí. ―Jiang Ning se echó a reír y la besó en la frente―. Ve a dormir, te abrazaré.
Aunque no había obtenido lo que quería, Jiang Ning no estaba decepcionado en lo absoluto. De hecho, estaba más decidido.
A esta hora, la vida nocturna de Shenghai acababa de empezar. El concierto de Ye Qingwu era el tema de conversación y todos los que tenían boletos se ponían a presumir en el internet. Y en Shenghai la cosa era aún más notoria.
En un club nocturno había algunos jóvenes adinerados. Habían tomado mucho y las mujeres que estaban con ellos hacían de todo para mantenerlos felices y encender el deseo en ellos.
―De verdad quiero ir al concierto de Ye Qingwu, ¿crees que podrías conseguirme boletos? ―preguntó una de ellas con voz coqueta.
―Je, je, sólo son unos boletos. Eso no es nada ―dijo el hombre que estaba a su lado. Tenía la cara roja y las manos en el cuerpo de la chica―. Si quieres ir, te llevaré y hasta puedo conseguirte su autógrafo.
No dijo que Gao Cheng era un amigo pero lo llamaba hermano, eran dos cosas que no tenían punto de comparación.
Todos se emocionaron aún más. Los hombres se acercaron a brindar con Qin Mu e intentaron elogiarlo. Después de todo, su estatus no les permitía estar cerca de la familia Gao, mucho menos de relacionarse con ellos. Pero ya era suficientemente bueno estar relacionado con Qin Mu.
―Joven amo Qin, déjame brindar por ti. Me voy a empinar este trago.
―Joven amo Qin, tienes que cuidar de nosotros en el futuro.
―Shenghai será del joven amo Qin, ¡felicidades!
Las mujeres comenzaron a pensar cómo ganarle a las otras y meterse en la cama con Qin Mu primero. No había muchos jóvenes prometedores como él en Shenghai. ¡Estamos hablando de la familia Gao! Incluso si su relación era sólo un primo de los hermanos Gao, no era algo que una persona ordinaria pudiera tener y ayudaría a que uno llegara muy lejos bastante rápido.
―Son muy amables. ―Qin Mu sonrió y sus labios apenas tocaron el vaso; ya empezaba a darse aires de importancia―. Sólo son unos cuantos boletos. Los conseguiré directamente del jefe de Star Entertainment. No es gran cosa ―se mofó―. Ese jefe tiene que ceder ante la familia Gao, ¿no?

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