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Héroe Retrasado romance Capítulo 522

La secretaria no iba a portarse bien con Qin Mu. Deslizó la tarjeta para cobrar dos millones y a él le tembló el párpado. Sin embargo, cuando pensó que esos dos millones le habían salvado la vida, definitivamente lo habían valido. La había sacado barata. Era un genio.

―Bueno, ya compró los boletos, ya puede irse ―dijo Wang Wei con una sonrisa―. Puede que sea el jefe de la compañía pero también ayudo a vender boletos. Si tiene amigos que necesiten boletos VIP, avíseme.

―Gracias, director Wang. Muchas gracias.

Qin Mu asintió e hizo varias reverencias y no se atrevió a quedarse más tiempo. Se apresuró a salir de ahí. Este incidente le había dado la lección de su vida. Nunca volvería a ofender a esa agencia aunque le costara la vida. Obviamente había un pez gordo del círculo legal detrás de Wang Wei y no era alguien a quien su familia pudiera darse el lujo de ofender.

―Director Wang, ¿qué hago con el dinero?

La secretaria había calculado la cantidad al azar. No esperaba que Qin Mu lo duplicara.

―Si el señor Jiang estuviera aquí… ―Wang Wei lo pensó―. Será el pago de las horas extra para ustedes.

Asintió después de imitar la forma en que Jiang Ning era siempre tan generoso con el dinero. De verdad lo admiraba cada vez más. Así es como debía ser un hombre. Era tan generoso.

Desde el primer día en que Jiang Ning se paró en Shenghai, hubo un alboroto en el círculo legal. Mucha gente había recibido un terrible castigo y había pagado un precio horrible por exigirles que les regalaran boletos para el concierto de Ye Qingwu. El círculo ilegal también estaba temeroso. En especial Gao Yali y Gao Bin tenían miedo aunque todos los demás decían que ellos eran los reyes del círculo ilegal y hasta llamaban a Gao Bin la leyenda de Shenghai. Ninguno de los dos se atrevía a confiarse. En vez de eso, se habían vuelto más cautelosos y pisaban con mucho cuidado porque habían visto ellos mismos lo escalofriante que Jiang Ning podía ser.

―Hermana, él está aquí.

Gao Bin estaba en la casa de los Gao y tenía una expresión sombría. Estaba nervioso y un tanto intranquilo. En el pasado, Gao Bin nunca se hubiera puesto ni siquiera un poco nervioso aunque se enfrentara a esos dos fuertes peleadores de las familias Su y Zuo que estaban casi al nivel de gran maestro. Incluso se hubiera atrevido a tomar sus bates de metal y enfrentarlos cara a cara.

Sin embargo, cuando pensaba en Jiang Ning o siquiera mencionaba su nombre, sentía un repentino respeto hacia él que le era imposible reprimir. La imagen de Jiang Ning cuando peleó con esos hombres pasó por su mente otra vez y no pudo evitar ponerse nervioso. Esa noche había sido demasiado impactante. Los había matado con un solo golpe.

Gao Bin no dijo nada. Si matar de un solo golpe a un fuerte peleador no era violento, entonces sus bates de metal eran lo mismo que una niñita que sacude su varita mágica.

―Gao Bin, tienes que recordar que esta oportunidad que tenemos nos la dio Jiang Ning. ¿Entiendes?

Gao Yali estaba recordándole que esto no se los había dado su familia principal del norte, sino que fue Jiang Ning quien lo hizo. Y era una oportunidad que su padre, Gao Shenghai, había escogido pagar con su vida.

―Sí, lo sé ―asintió Gao Bin con seriedad―. Si Jiang Ning está aquí, entonces también su esposa. Como anfitriones, deberíamos mostrarles nuestra hospitalidad.

Hubo un destello en la mirada de Gao Yali. Había algo de expectativa, curiosidad y un dejo de indignación.

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