Desde que conoció a Jiang Ning, o más bien, desde que se casó con él, su suerte sólo seguía mejorando. Lin Yuzhen solía pensar que era una existencia innecesaria en este mundo, pero ahora le gustaba cada vez más y empezaba a amar la vida. Por dentro, seguía siendo esa chica de buen corazón, pero se había vuelto más bella, encantadora y segura de sí misma.
―Es maravilloso tenerte cerca, querido.
Lin Yuzhen tenía la dicha escrita en la frente. Jiang Ning la jaló hacia sus brazos y olió su cabello.
―Es maravilloso tenerte también.
Lin Yuzhen saltó alegremente del abrazo de Jiang Ning y llamó a Ye Qingwu.
―No traje ropa adecuada para eso, invitaré a Qingwu a que vaya de compras conmigo.
Ya que había recibido una invitación de parte de los empresas de Shenghai, era un evento muy importante para ella y no podía tomarlo de manera casual. Lin Yuzhen sabía que no sólo era por respeto hacia el anfitrión, sino que también ella iba en representación de la imagen del Grupo Lin, así que debía vestirse de acuerdo con la ocasión.
Jiang Ning asintió y no dijo nada. Su esposa se veía bien con lo que fuera. Aunque fuera en la ropa más sencilla y tenis deportivos, sería la estrella del evento. Sin embargo, por supuesto que Jiang Ning no iba a oponerse si ella podía ponerse más bonita.
Mientras tanto.
En el Hotel Manhattan International, un hotel de cinco estrellas en la mejor zona de Shenghai. El octavo piso había sido reservado por la familia Gao para realizar la fiesta y a todos les quedaba claro lo importante que era la cena.
Todos los invitados eran gente de buena posición y estatus en Shenghai. Ninguna persona común podía asistir. Gao Yali había tomado todo en consideración. Como el Grupo Lin acababa de llegar a la ciudad y aún no había entrado al mercado, no necesariamente sería buena idea presentárselos sólo a los funcionarios de alto rango y gente de ese estilo. Una mejor idea era presentárselos a socios de la industria de la misma categoría.
Jiang Ning la había elogiado por ser una mujer inteligente y no se equivocaba. Gao Yali era lista y pensó en todo.
―No voy a repetirlo: esta cena es muy importante. Una cosa importante es la seguridad, otra la formalidad. Además, tenemos que hacer que esta gente de Shenghai se entere con discreción de que la entrada del Grupo Lin a la ciudad no debe detenerse.
―¿Todo está listo? ―preguntó Gao Yali.
―Todo listo. No te preocupes, hermana. ¿Quién se atrevería a traer problemas a una cena organizada por la familia Gao?
Gao Cheng había escalado muy rápido y su carácter aún no se había emparejado. Era difícil para él ocultar el orgullo de su voz. Gao Yali lo sabía y por eso quería hablar con él.
―Gao Cheng, quiero dejarte unas cosas bien claras. ―Gao Yali hizo énfasis en sus palabras―. Si bien es cierto que a la familia Gao le está yendo bien en Shenghai ahora, no debes dormirte en los laureles. Allá afuera siempre habrá alguien mejor que nosotros, ¿entiendes?
―Entiendo, hermana, no te preocupes ―respondió Gao Cheng casualmente.
Claro que sabía que afuera había alguien mejor, pero en Shenghai, la familia Gao era la mejor.

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