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La amante secreta de mi exesposo romance Capítulo 36

Una vez en la lancha, Charlotte continuaba llorando y forcejeando conmigo, sabía que debía ser doloroso para ella todo ese esfuerzo, todo ese movimiento, pero igual seguía luchando, y eso solo le pasaba factura a su herida.

Prefería seguir lastimándose y sufriendo con tal de que yo no la tocara.

Esa verdad me escocia de una forma que no creí posible.

—¡Basta, Charlotte! ¿Quieres morir desangrada en mis brazos? —Le grité en la cara—. ¿Quieres qué sea yo la última persona que te vea con vida?

Si no podía conseguir algo de ella aparte de su odio, tenía que usarlo en su contra. Todo con tal de que deje de lastimarse a ella misma.

—Dime, ¿quieres darme esa satisfacción? —añadí. Esas palabras me sabían amargas al salir de mi garganta—. ¿Quieres morir aquí?

Se quedó estática, viéndome con sus ojos verdes bien abiertos, las lágrimas continuaban corriendo por sus mejillas, pero su expresión de estupefacción era una mejoría. Al menos, para su cuerpo maltratado.

—Eso sería muy bueno para ti, ¿verdad? —respondió entre sollozos que trataba de contener—. Después de todo, estás tratando con todas tus fuerzas de arruinar mi salud.

Fruncí el ceño.

—¿De qué hablas, princesa? —Aproveché que estaba quieta para cubrirla mejor con la manta.

No protestó.

—No, no puedo morir —Negó con la cabeza, apartando la mirada—. Eso sería una pérdida para ti y Frederick Lancaster no pierde. Has invertido demasiado en mí.

Agrandé los ojos ante su comentario. Y lo peor de todo, es que no podía refutar, porque todo este tiempo, me dediqué a tratarla como si fuera un mero juguete.

—Necesito limpiar esa herida, Charlotte —dije, aceptando el botiquín de primeros auxilios que me ofreció uno de los hombres armados antes de alejarse lo más que podía de nosotros.

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